Nuestro viaje a la
cuna de la civilización occidental fue otro de esos destinos que más
o menos improvisé, pero que al final valieron la pena a pesar de
ciertas dificultades. La primera dificultad no pasó exactamente en
Grecia, sino en Italia, donde, como relaté en la entrada anterior,
lamentablemente EasyJet me dejó sin avión (sí, mucho culpa mía,
pero bueno, ¿cada cuánto los aviones salen 10 minutes antes de la
hora?). Eso causó que básicamente perdiéramos un día de tiempo
que hubiéramos aprovechado bastante en Grecia, donde mi plan era
pasar un par de días en Atenas y aprovechar nuestro tercer día para
ir a hacer un tour por algunas islas, o para ir a alguna otra ciudad
de Grecia. Lamentablemente, nuestro tiempo se redujo
significativamente, y no tuvimos oportunidad de salir de Atenas.
Para empeorar
todavía un poco más las cosas, en nuestro primer día en Grecia
hizo un clima horrible, llovía bastante, y no se prestaba realmente
para nuestro plan inicial de ir a las ruinas de la Acrópolis. Pero
bueno, como había que aprovechar el tiempo, pues nos dirigimos al
Museo de la Acrópolis, que afortunadamente si era bajo techo, y
donde de feria nos encontramos la sorpresa que era el día de los
museos o algo así, y entonces no nos cobraron la entrada, entonces
bueno, al menos por ahí nos salvamos un poco. Después, bueno, nos
dimos a la siempre noble tarea de caminar sin rumbo entre las calles
de Atenas, donde pues vimos calles bonitas, edificios viejos, y como
siempre luego nos entretuvimos encontrando la manera de volver cerca
del hostal.
Al día siguiente,
pues independientemente del clima teníamos que dirigirnos sí o sí
a la Acrópolis, y bueno, afortunadamente Zeus fue benovelente y nos
bendijo con un buen clima, luego de que nos asustara con un poco de
lluvia eso sí. Las ruinas son realmente impresionantes, hubiera
sido bonito ir y ver las columnas y eso más de cerca, pero bueno,
supongo que no se van a arriesgar con un monumento tan viejo y con un
estado ya de por sí bastante deteriorado. Además del Partenón,
pues hay varios otros edificios y puntos interesantes, como el Teatro
de Dionisio, la Agora Romana, y otros. Por ahí luego nos fuimos a
encontrar un buen chante para comer, y por ahí cerca del flea
market de Atenas nos encontramos un lugar donde nos dieron buena
comida y había un trío tocando música típica griega. Yo
aproveché también para pedir ouzo, un licor tradicional griego, y
bueno, en semejante ambiente me sentí como los dioses se han de
sentir en el Olimpo. Para rematar ese día, nos fuimos de fiesta con
Reinah, una neozelandesa que conocimos en nuestro hostal, y que
también tenía una misión similar a la mía, o sea, viajar por
bastante tiempo, y que me dio algunos consejos e ideas, y con la que
terminamos la fiesta como hasta las 5 AM del día siguiente. Algunos
latinos se nos habían unido antes, pero lamentablemente todos
aflojaron y se fueron antes a dormir.
Ya para terminar
nuestro tiempo en Grecia, pues nos fuimos a ver algunas ruinas
menores que no habíamos visto el día anterior, y luego nos
fuimos al aeropuerto con tiempo de sobra, luego de aprender nuestra
lección en Roma. Hubo un susto menor cuando nos pidieron nuestras
visas rumanas, y yo tuve un ligero flashback a mi episodio del Juan
Santamaría, afortunadamente, pues esta vez nos tuvieron más
paciencia, yo expliqué mi situación, y nos dejaron abordar sin
mayor problema al siguiente destino, Bucarest.