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Drawing Room Blues

Capítulo 2: L'Europe sur Place: À l'envers de l'endroit

HUNGARY | Saturday, 4 August 2012 | Views [881]

Debo confesar que esta ciudad no estaba en los planes originales que tracé cuando trataba de resolver en Costa Rica el travelling Juancho problem, pero vaya que me llevé una muy agradable sorpresa con esta decisión.  La ciudad en cuestión no es otra que Budapest, la capital de Hungría. Era una decisión obvia, las condiciones iniciales suponían que debía trasladarme de Bucarest a Praga, donde me encontraría con un invitado especial en el viaje, y por lo tanto resultó natural que decidiera quedarme unos pocos días en Budapest, y así ampliar un poco la experiencia de Europa del Este, que lamentablemente ha quedado en una especie de segundo plano en este viaje.

A Budapest llegué en un tren, proveniente de Cluj-Napoca, al noroeste de Rumania. Sería la primera vez que tomara un tren de un trayecto tan largo, pero la verdad cayó bien el viaje para descansar un poco, pues la noche anterior había resultado un poco corta con la salida en la que terminé con una gente que conocí en el hostel de turno. Además, me dio tiempo de investigar un poco sobre la ciudad, y más importante aún, sobre el lenguaje. El húngaro (Magyar) es uno de los idiomas más singulares que se hablan en Europa, y es uno de los pocos que no son de los llamados indo-europeos. Además, cuenta con otras características linguísticas que lo hacen un idioma muy diferente a lo que estamos acostumbrados del otro lado del charco.  Aún así, y aunque difícilmente pueda decir que aprendí o aprecié mucho el idioma en tan sólo tres días, por alguna razón me gustó o me llamó la atención de manera particular.

Pero bueno, una vez salí de Keleti, la estación de tren, tenía hora y media para conseguir florints, la moneda local, comprarme un desodorante porque quebré muy torpemente el que tenía (que era de vidrio), volver a la estación, dejar mi bulto guardado en uno de los lockers de la estación, comprar un pase de 72 horas de transporte público, y llegar hasta el Óperaház, el teatro de ópera local, donde vería una presentación de Madama Butterfly, una de las más conocidas tragedias, que a pesar de ser tan popular nunca había visto en suelo tico. Es difícil expresar realmente por qué, pero lo cierto es que mientras caminaba en Budapest sentí una extraña calma, una alegría Mi vestimenta formal muy posiblemente chocaba un poco con la gran mayoría del público que vestía elegante y sobriamente, más espero que puedan comprender que dadas mis circunstancias, mi atuendo elegido para la noche eran los trapitos de dominguear. La función estuvo bien, aunque lamentablemente no recordé repasar el libreto, y los subtítulos en húngaro causaron un efecto de doble distracción: no sólo inconscientemente siempre los veía para ir entendiendo -según yo- lo que iba pasando, sino que posteriormente me quedaba medio ido pensando en qué putas significaba eso.

Luego de la función, debía ir por mi bulto nuevamente y trasladarme a otra estación de metro, Széll Kálmán tér, donde me iba a esperar la persona encargada de mi hospedaje en esta ciudad. Al decirlo así suena como que tenía a alguien con uno de esos cartelitos esperándome, pero en realidad era un poco diferente. Para Budapest decidí utilizar CouchSurfing, que es un sitio/comunidad en Internet donde uno puede ofrecer su casa para hospedar gente, y a la vez buscar gente para hospedarse, todo de manera gratuita, y la idea es poder compartir con la gente de diferentes culturas, ya sea quedándose en la casa de alguien o recibiendo gente en la de uno. Sería muy hipócrita si dijera que la parte económica no le pasa a uno por la cabeza al buscar alternativas como esta, mas la mejor parte fue definitivamente que logré aprender un montón más sobre la cultura y costumbres de Hungría gracias a Mili, la muchacha que me recibió en su casa luego de algunos días de intercambio de mensajes por Internet y de ponernos de acuerdo en algunos detalles. Mili me dedicó buena parte de su tiempo aún cuando tenía bastante trabajo en esas fechas, pacientemente me ayudó a aprender las pocas frases de húngaro que logré pronunciar relativamente bien, e incluso me recibió con una birrita el día que llegué a su casa. Creo que no se le puede pedir más a la vida... ah bueno, sí, Mili habla un español excelente, entonces hasta pude descansar un poco del modo turista (inglés por defecto).

Pero bueno, al día siguiente me dediqué a turistear como siempre, luego de que Mili me mostrara el mercado principal de Budapest antes de irse para su trabajo. Caminé comiéndome un kilo de cerezas sin mucho rumbo por un buen rato, entre parques y avenidas, y luego me dirigí a la colina del castillo de Buda, donde se pueden apreciar vistas muy bonitas de la ciudad, sus edificios más importantes, y el río Danubio. Vi los edificios, otra de esas impresionantes iglesias europeas, y hasta disfruté del concierto de una orquesta que llegó a tocar en un parquecito en la colina. Luego me dirigí al Parlamento, donde según yo iba a conseguir boletos para un tour como con sólo una hora de anticipación. Luego me di cuenta de había que llegar super temprano para esos tours (de hecho no pude hacerlo en mi estadía), pero igual seguí viendo la ciudad, la basílica de St. Stephen, la sinagoga más grande de Europa, y bueno, otras plazas y estaciones, donde a veces terminaba porque me perdía.

Para el día siguiente me propuse ir a uno de los “baños” de la ciudad, que son bastante tradicionales. Pensé en ir a Széchenyi , entonces ya con más confianza me dirigí al lugar, pero me di cuenta de que me había quedado sin florints. Caminé tanto rato buscando donde cambiar euros que para cuando cambié tuve que tomar el metro de vuelta otra vez. Al llegar al lugar ya con dinero, pues sentí que no me atendieron nada bien, entonces decidí irme a otro lugar, donde me atendieron mejor, a pesar de haber leído antes que el personal no hablaba mucho inglés. En fin, ese día se me fue metido en aguas termales bajo un domo de estilo turco, donde incluso creo que viajé en el tiempo, porque no sé como se me hicieron tan rápidas las cinco horas que pasé ahí metido.

En las noches, cuando Mili había salido de su trabajo, íbamos por comida y/o unas birritas, y conversábamos de temas diversos: economía, videojuegos, música, cultura tica y cultura húngara, un poco de trabajo, viajes, idiomas, mascotas, etc. De cierta manera me gustó esta manera de turistear (aunque Mili insistía en que yo no soy un turista en todo el sentido de la palabra), por el día conocía la ciudad por fuera y por la noche conocía, al menos un poco, la ciudad por dentro, un cambio agradable en comparación a una estadía usual en un hostal, donde , por más que uno conozca gente divertida e interesante, no suelen haber muchos locales hospedados.

Ciertamente fue un poco difícil despedirme de la ciudad, como casi siempre en este viaje, pero en Budapest también tenía que despedirme de alguien. Ya me lo había dicho ella misma: “esto es lo difícil del CouchSurfing, llegan los surferos por dos o tres días y te acostumbras, ellos se acostumbran a ti, y luego se van y uno los extraña por un tiempo”. Me despedí de Mili y de Budapest al filo de la navaja, un poco presionado porque tenía muy poco tiempo para llegar a la estación de tren. Mientras me alejaba de la ciudad hacia Praga, me quedé pensando en cómo realmente Budapest fue algo que más o menos improvisé, en lo mucho que me gustó la ciudad, y lo interesante que resultó conocer la ciudad y el país un poco más allá de los lugares que todo el mundo visita y las fotos que todo el mundo toma. Son experiencias como esa las que han resultado más satisfactorias en mi viaje, llevarse la sorpresa de que a pesar de las barreras culturales, de diferencias de lenguaje, de tantas cosas que parecieran separarnos, pues uno puede sentarse con perfectos extraños del otro lado del mundo y tener una conversación y ver que en el fondo somos todos humanos y, por difícil que parezca a veces, somos bastante similares. Köszönöm szépen, Mili!  Szerettem Budapestet.

A Magyar Országház.

A Magyar Országház.

Tags: budapest, couchsurfing, europa del este, hungría

 
 

 

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