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Drawing Room Blues

Capítulo 2: L'Europe sur Place: Purple Haze

NETHERLANDS | Monday, 20 August 2012 | Views [671]

La mítica ciudad de Amsterdam fue nuestro siguiente destino. Bueno, no exactamente, sino que nos aprovechamos de la bondad de mi buena amiga Leda Peralta, quien está estudiando en tierras neerlandesas, para tener una base de operaciones de la cual nos podíamos movilizar a diferentes ciudades. Fue lamentable, como siempre, no tener más tiempo, pero bueno, con tres días pudimos conocer un par de ciudades, entonces creo que tampoco podemos quejarnos.

Para el primer día Leda nos esperaba ya en Amsterdam, exactamente en el andén del tren. Fuimos a dejar nuestros bultos a los lockers de la estación y nos lanzamos a descubrir los secretos de la capital holandesa, que estaba allí, con sus edificios un poco viejos, sus bicicletas, con un montón de turistas, con un aire de libertad, y un particular aroma en el aire, sobre todo cerca de ciertos pequeños establecimientos. Recorrimos las calles llenas de canales y de de otro montón de turistas, y de primera entrada nos fuimos al museo de Van Gogh, que lamentablemente tuvimos que recorrer con demasiada prisa. Caminamos más por la ciudad y nos metimos a un bar a echarnos la mejenga de turno de la Euro. Nos dimos también a la tarea de probar la comida “típica”, papas fritas con una salsa tradicional, y una especie de croquetas que la verdad no deslumbraron nuestros paladares. Se hizo un poco tarde y teníamos que trasladarnos a la casa de Leda, que estaba ligeramente lejos, entonces volvimos a la estación por nuestros bultos y nos fuimos a Wageningen, que es donde vive Leda.

Al otro día volvimos por más a Amsterdam. Esta vez nos fuimos al museo de la casa de Anna Frank, una experiencia interesante aún cuando yo francamente no he leído el libro. Al final había una sección que presentaba algunas situaciones de intolerancia, dilemas podríamos decir quizás, que me pareció bastante bien lograda, y que me puso a pensar bastante también. Para contrarrestar la sobredosis de actividad mental, nos fuimos a tomar un turístico paseo en bote por los canales de la ciudad, lo que nos permitió apreciar la ciudad desde uno de sus puntos de vista más importantes.  Luego nos paseamos un rato por el Red Light District, donde están las famosas damas de la noche en las ventanas, y donde hay todo tipo de establecimientos con productos bastante... interesante.  Como a cualquier hombre, me gusta la vista de una hermosa dama, pero debo reconocer que ver a las tipas ahí en las ventanas me hizo sentir algo... incómodo, y al entrar en un sex shop quedé algo escandalizada con la variedad de productos que quizás no se le hubiera ocurrido a mi poco creativa cabeza. Después, tratamos de echarnos la mejenga de Holanda, decisiva si quería clasificar a la segunda fase de la Euro, y sólo encontramos un bar de mala muerte donde a duras penas veíamos la mejenga de pie. De todos modos, Holanda se jaló un papelón y perdió, y todo el mundo se fue malhumorado para sus casas. Por cierto, en el tren nos oyeron hablando español, creyeron que era portugués (la mejenga era contra Portugal), y casi se nos arma una bronca en el tren. Bueno, no realmente, pero si nos enjacharon un poco, pero todo volvió a la normalidad cuando explicamos que era español. Esa noche Leda nos deleitó con buena cocina, y nos reímos un rato viendo estupideces en YouTube.

Para nuestro último día de turistas en Holanda cambiamos de ciudad y nos fuimos a La Haya, donde queríamos ir a un parque similar al Wunderland, que se llama Madurodam. Estuvo muy entretenido ver las réplicas de lugares y demás cosas en miniatura, y me pareció gracioso la descarada propaganda holandesa en casi todas las cosas del lugar, pero bueno, quizás nos hace falta un poco de eso en Costa Rica. También habían varios niños en el lugar que impedían que nosotros nos diviertiéramos con los juegos, los muy cabrones. Luego completar el recorrido nos devolvimos al centro de La Haya, una ciudad que realmente se veía muy muy calmada, y en la que vimos parques y plazas bastante bonitas. Queríamos ver si nos daba tiempo de ir al museo de Escher, el artista gráfico conocido por sus intrigantes dibujos con infinidades, construcciones imposibles y ese tipo de cosas, pero se nos hizo un poco tarde y cuando llegamos ya estaba cerrado. Un poco decepcionados, pues tomamos el tren de vuelva a Wageningen.

Esa fue nuestra estadía en Holanda, donde la pasamos muy bien gracias a Leda, nuestra guía, anfitriona y chef. Para su mala suerte, este último día Leda se empezó a sentir un poco mal, entonces nosotros nos fuimos a cenar por ahí en Wageningen mientras ella se quedó en la casa empijamada. Muy temprano al día siguiente tomamos los bultos una vez más rumbo al siguiente destino, Bélgica.

Un montón de metiches en nuestra foto completamente original.

Un montón de metiches en nuestra foto completamente original.

Tags: amsterdam, europa, holanda, la haya, leda, ledezma

 
 

 

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