Como les comenté en la columna de hace dos domingos, pasé el pasado mes de junio en Cuba. Es un país que más allá de sus bellezas naturales, vale la pena conocer como modelo económico, político y social.
Les recomiendo que vayan pronto, porque desde que asumió la presidencia Raúl Castro, hermano del inolvidable y recientemente difunto Fidel Castro, las cosas están cambiando aceleradamente.
En mi caso, quería venir desde el 2016 antes de la muerte del comandante. Me interesaba ver las características que hacen único a un país con más de 50 años de comunismo.
Afortunadamente en la parte que a mí me concierne sobre los alimentos orgánicos encontré que en Cuba casi todo es orgánico, sobre todo frutas y verduras. Casi no se usan químicos y fertilizantes para el campo. Por eso por lo regular son más pequeñas.
Me quedé con la intriga de saber por qué en un país con clima tan propicio no tienen más variedad de frutas y verduras. Sólo se encuentran mangos, plátanos, ananá, guayabas, y papaya.
Respecto de las verduras, me llama la atención aún más la poca variedad que hay, y lo caras que son. Quizás no son inaccesibles para mí, pero sí para la mayoría de los cubanos que gana mensualmente entre 300 a 800 cup o pesos cubanos (usd 12 a 33). Por ejemplo una pieza de mango cuesta entre 5 a 10 pesos cubanos.
La realidad es que las mejores frutas y verduras se reservan para los hoteles con turistas que pagan fortuna por disfrutar sus paradisíacas playas sin conocer la realidad que vive su pueblo.
Lo que más se sigue cultivando en Cuba es caña, tabaco, café, arroz, frijoles y plátanos. Todos a su vez son básicos en la dieta y vida de los cubanos. El café presente a toda hora es lo más común que suelen ofrecer en todas las casas cuando uno llega. El arroz, frijoles y plátanos son consumidos casi todos los días en la comida principal. La mezcla de arroz con frijoles se llama “congris” y los plátanos cortados en rodajas, machacados y fritos se llaman “tostones”. Respecto del tabaco, yo pensaba encontrarme a todos fumando habanos como aparecen en las fotos, Me desilusioné al ver que ahora todos fuman cigarrillos, y a su vez, habiendo con filtro y sin filtro, la mayoría elije los con filtro. Los mejores habanos están destinados para el turismo y la exportación. La caña se destina a la elaboración de ron, dulces y repostería. A los cubanos les encantan las cosas dulces, y es común cruzarse a la gente en las calles con cajas con tortas. Eso sí, hay muy pocas golosinas, pero encontrarán muchos dulces en compota tipo de membrillo pero de mango o guayaba.
De las verduras, se podría decir que los cubanos no consumen mucha verdura. De hecho, es lo que más extrañé. En cualquier comida criolla, nutritiva y barata que consiste en arroz con opción a agregar frijoles, carne (casi no hay de vaca, sí de puerco, pollo o pescado), incluirán una pequeña porción de boniato (batata) , pepino o yuca (mandioca). En los mercados encontrarán zanahorias, tomates, lechugas, paltas, limones, espinacas, cebollas y ajos, pero no esperen encontrar mucho más que eso. Y en los paladares o restaurantes, no esperen encontrar una ensalada variada. A lo sumo te ofrecen una ensalada de pepinos.
Ojo, estamos hablando de viajar de mochilero, “a lo cubano”, como ellos mismos dicen. Yo supongo que quienes hayan ido a un resort tendrán una impresión diferente.
Con este panorama me inquietó saber por qué no tienen más variedad de frutas, verduras y hierbas de olor. Toda esta nota es una opinión personal y puede que esté equivocada. A lo mejor debería de quedarme más tiempo en Cuba, recorrer más o conocer más gente que sepa responder a mis planteos incómodos, La mayoría me dijo que como casi todos los cubanos trabajan para el gobierno, son muy pocos los que quieren ir al trabajo duro y mal pagado del campo. Muchas personas del interior van a La Habana o a los destinos turísticos a trabajar, porque con los turistas, vienen las posibilidades de ganar en dólares o cuc (casi equivalente al dolar). Y créanme, que con lo que gana un cubano es entendible. Consideran al trabajo del campo desgastante, pesado y aburrido. Me gustaría saber más sobre las condiciones de trabajo de los campesinos, ya que las condiciones climáticas en Cuba en casi toda la isla son húmedas y calurosas todo el año. Lo que no termino de entender, es cómo administran sus horas de trabajo. Hablando con Iris, una de las principales colaboradoras del movimiento Slow Food en Cuba que me crucé de “casualidad”, me decía que en su finca trabajan de 5:30 – 6 de la mañana hasta las 10hs, y luego vuelven a retomar el trabajo cuando apacigua el sol a paritr de las 17:30 – 18hs.
Con al menos dos personas tuve la posibilidad de encontrar un voluntariado para colaborar en una finca. Pero decidí que era momento para descansar, leer, viajar, descubrir, escribir y observar para escribir aún más. Soy buena para llenarme de actividades y con el tiempo uno aprende a poner prioridades y no volverse loco porque tiempo hay para todo, sólo hay que saber administrarse. Esto los beneficiará, porque les traigo unas columnas de las que me gustan, meditadas, escritas sin prisa y con mucha inspiración. Además, cuando escribí esta columna, en un pueblito de la provincia de Las Tunas, estaba practicando justo lo que necesitaba, una vida SLOW.