Después de haber pasado un mes en este país único estoy cada vez más convencida de que, con el acceso a internet poco a poco cada vez más común, los ciudadanos captarán rápidamente los cambios acelerados que se están dando en los hábitos de consumo y formas de obtener los alimentos de las personas en el resto del mundo.
Por el momento, en Cuba, hay internet en parques y plazas, lo que se llaman "puntos de internet" a un precio elevado. Dicen que pronto más gente podrá tener acceso a datos en el teléfono y a poner servicio de internet en sus casas. Con la llegada de mejores servicios de comunicación, los cubanos tendrán tiempo de ver, leer e investigar las nuevas tendencias en todo el mundo. Y una de las más fuertes y que nos implica directamente, es la forma en que los consumidores se están haciendo cargo de su propia alimentación.
Esto abarca varios puntos, a saber:
* Actualmente el consumidor se informa cada vez más sobre la forma en que siembran y cosechan su alimento, el cuidado de la tierra y los salarios de las manos que están en todo el proceso hasta que llega a su mesa.
* El consumidor empieza a entender que la única manera de obtener alimento no es comprando mediante dinero en billetes, sino que hay economías alternativas que se basan en la producción de comida como forma de hacer frente al sistema consumista. El consumidor toma al huerto en su casa como una terapia, un acto revolucionario contra el sistema capitalista y una forma de relacionarse con su entorno haciendo trueque o intercambio de productos.
* El ciudadano, descreído de la política después de años de promesas sin cumplir, despilfarros, corrupción y engaños, entiende que la mejor forma de hacer un cambio en su sociedad es con una revolución alimentaria. Luego del divide y reinarás, llegaremos a un punto de cooperación ciudadana en la que entre los vecinos adoptarán cada uno unos metros cuadrados sembrando el producto asignado. Esto es genial porque cada vecino tiene que cuidar sólo un producto. Y a la hora de cosechar, todos hacen una repartición equitativa recibiendo gran variedad de productos, casi como si hubieran ido al mercado que hoy consideramos cosa indispensable.
* Con un nuevo consumidor consciente, con criterio propio y que no se deja llevar por la manipulación del marketing y conceptos como el éxito y el ego que manejan las grandes corporaciones, el consumidor hace uso de su herramienta más fuerte, el "poder del consumidor". Con su decisión de compra y boicot puede hacer cerrar empresas que hoy parecen indestructibles. El consumidor valora a las empresas que valoran a sus empleados, la calidad del producto y el cuidado del medio ambiente.
* El consumidor entiende que es mucho mejor para la economía apoyar a los pequeños emprendimientos de personas comunes con iniciativas de productos únicos. Se aleja de la despersonalización y masificación para obtener objetos y servicios con personalidad y responsabilidad social.
* El consumidor entiende que el alimento es medicina preventiva y cuida lo que ingiere produciendo mismo o en comunidad sus alimentos. Toma consciencia de que comer productos con agroquímicos y pesticidas propicia la aparición de cancer y demás enfermedades que se curan con medicamentos que elabora la misma mega corporación que recientemente comprara al monstruo que envenena sus alimentos. Para que quede bien clarito y próximamente ampliaremos este tema, la farmacéutica Bayer compró en 2016 a Monsanto, con lo que descaradamente envenenan las cosechas masivas que maneja todavía en varios países Monsanto y luego te vende los medicamentos con Bayer.
Por todo lo dicho queridos lectores, es momento de armas tomar. Rastrillos y palas serán nuestras armas. Poner manos y corazón en la tierra. Volver a una vida más simple y menos complicada. Una revolución pacífica, en la que se involucran en sus filas desde niños a ancianos. Y a su vez crea un ambiente de intercambio en equilibrio con la naturaleza.
La revolución verde ya empezó en el resto del mundo, es momento de que Cuba ponga sus ojos en las nuevas oportunidades que se presentan en el mundo de hoy. Es hora de tomar terrenos abandonados, terrazas, balcones, plazas y parques. La unión y colaboración ciudadana será el nuevo poder que alimente al pueblo sin agroquímicos.
Algún día, no podremos creer que hubo monopolios de mega corporaciones, que comíamos comida envenenada y sin alma. Que llegamos a un punto en que elegíamos los productos por la satisfacción de presumir una marca de mala calidad y que explotaba a sus empleados. Después del largo recorrido, veremos que sólo era cuestión de empezar a difundir estas ideas locas e involucrarnos.