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Manu@l de viaje

DIARIO DE UNA ASCENSIÓN. RIJANJI. LOMBOK. (II)

INDONESIA | Monday, 5 September 2016 | Views [382]

Al héroe anónimo. Rinjani. Lombok

Al héroe anónimo. Rinjani. Lombok

De héroes y estrellas.

Success!! Despierto y mi estomago parece que aguanta el resuen, seguramente gracias a los entrenamientos anteriores. Gracias a Ji y su tequila y a Wayan y su arak.

Tras el registro de pasaportes en la oficina del Parque Nacional comenzamos el trekking desde una altura de 1.200 metros.

Las vistas al comenzar son sencillas pero impresionantes. Es asombrosa la majestuosidad negra del volcán sobre un esponjoso lecho verde. También es agradable atravesar esta primera ruta bajo el sol de la mañana y acariciar, como si fuera Maximus Decimus Meridius, las altas hiervas que los rodean. Aunque a la media hora ya pienso que he sobrecargado la mochila, las 3 primeras horas son llevaderas y llego a la primera parada en relativa buena forma para comer la delicia que los propios portadores han cocinado.

No puedo decir los mismo de las siguientes 4 horas. El nuevo camino es polvoriento, tiene una pendiente infinita y sudo para dar cada paso. En poco tiempo ya tengo la camiseta empapada en sudor y barro, que al llegar a la zona de las nubes debo cambiarme para evitar morir congelado en mi propio sudor (lo sé, es asqueroso). El número de fotos de este tremo prueban la dificultad del mismo, un total de cero. Cuando empieza la pendiente a castigar mis piernas la cámara no sale de la mochila, sacarla implicaría un esfuerzo para el que no tengo energías de sobra.

Al llegar a la zona de acampada la sensación de victoria recorre mi cuerpo. Dura poco, lo mismo que tardan las nubes en despejar el volcán, que se presenta ante nosotros, todavía inalcanzable. Mañana, con suerte, veremos en Sumit (la cima del volcán) el amanecer. Levantarse a las dos de la mañana espero que tenga su recompensa.

Mientras por nuestro cuerpo recorren emociones y fatigas los porteadores, ajenos a estas, caminan despacio, acompasando los brazos con cada paso. Lo hacen con chanclas (algunos descalzos) portando unos 20-25 kg en sus espaldas. Sobre uno de los hombros (que van alternando) colocan el bambú que une dos grandes cestas colmadas de elementos que en su mayoría usaremos nosotros: tiendas de campaña, cocinas y bombona de gas, esterillas, sacos, comidas, bebida…Además cuando llegan al destino, sin descanso, tienen que ponerse rápidamente a cocinar y/o montar el campamento y, posteriormente, recoger, fregar, limpiar, desmontar el campamento y volver a montar sus atillos para continuar la marcha.

Son los héroes de Rinjani y el sufrimiento por el que pasan está fuera de los límites que cualquier ser humano quiera/pueda asumir. Se puede caer en el error de pensar que llevan mucho tiempo haciéndolo, que están acostumbrados y que lo hacen como cualquier otro trabajo, pero no. Suben serios y en sus rostros muestran el agotamiento y el sobreesfuerzo que supone dicha tarea. Ahora comprendo su alegría cuando no están trabajando y porqué quieren compartirla con todos. Comprendo, un poco más, porqué en sus fiestas beben tanto, bailan como locos, se parten la cabeza a palos y, además, lo hacen 2 veces por semana. Celebran, a su manera, la vida.

A 2.700 metros no hay contaminación lumínica, tan solo pequeñas linternas que poco a poco van apagándose, dejando, al rato, una oscuridad absoluta. Son las 20.30 y antes de irme a dormir disfruto del cielo como nunca antes he visto. Rodeado de la más densa noche se despliega ante mis ojos un cielo rebosante de estrellas, al que no hubiera dejado de mirar si no hubiera sido por el frío viento que atravesaba la cresta de la montaña donde nos encontrábamos. En poco tiempo me obliga, privándome de las vistas, a refugiarme en la tienda de campaña hasta la mañana siguiente. 

Tags: héroes, lombok, rinjani, trekking

 

 

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