La segunda semana era clave. Continuaba nuestro particular y amañado proceso de selección. No había lugar a dudas, aún así queríamos ver cómo se desenvolvía cada una de las ONG´s en el colegio y cómo se defendían ante los problemas y las preguntas planteadas por el Brother. Fue entonces cuando el Brother desapareció. Se fue, según dicen, a Dehli a llevar a uno de sus alumnos para que entrenara con el juvenil de uno de los mejores equipos de baloncesto de India. Todo un orgullo para un colegio que tiene un excelente equipo de baloncesto, se puede ver la gran cantidad de trofeos en la secretaría del colegio, y un perfecto ejemplo para el resto de alumnos de la gratificante recompensa de la perseverancia en el trabajo.
Con el Brother fuera del terreno de juego es cuando entra en acción Tina. Tina es la nueva manager-médico del colegio, tan solo lleva 2 semanas en el colegio y ya tiene que remplazar al Brother en estas importantes reuniones. Tina es india de origen nepalí, tiene una hija de unos 15 años rubia con ojos azules porque su marido es un marinero ruso, también rubio y de ojos azules. Los profundos ojos azules de Tina, en cambio, son producto de lentillas de colores, que le dan un aspecto, cuanto menos, peculiar. Pero esto es lo de menos, lo importante es que tiene una gran experiencia en educación y a veces pienso que si hubiera llegado unos años antes al colegio nuestra proyecto no hubiera tenido sentido alguno. El Brother, como suele decirnos, la raptó de su anterior trabajo y ahora no da abasto. Va de un lado a otro del colegio, respondiendo a las necesidades tanto del mismo Brother como de alumnos, cuidadores, cocineras, enfermeras, personal de mantenimiento, profesores y, ahora, nuestras. Sin embargo, tan solo tomando café y galletas (hechas por los propios niños) con nosotros es cuando encuentra momentos de paz, se relaja y conversamos con ella como si fuéramos sus íntimas amigas. Una gran profesional y un encanto de mujer.
Y aunque Tina ha estado en todas las reuniones que hemos tenido con el Brother, la del lunes con FPA era la primea en la que tenía que suplirle. Tampoco hizo falta mucho. Ahí volvía a estar Mr. Potato, con su pose de chulo, parecía que lo sabía todo y que la habitación se le quedaba pequeña. Todos callados, salvo él, que hablaba sin parar. No merecía la pena ni interrumpirle, cuanto antes acabara su despliegue de mentiras y despropósitos más tiempo libre tendríamos para jugar con los chavales. No creíamos que fuera posible, pero la reunión fue peor que la anterior y desde ese momento decidimos hacer como si nunca hubieran pasado por nuestras vidas y ahorrarnos contar nada al Brother.
El martes fue diferente. Es complicado transmitir todas las emociones de ese día. Si tuviera que reducir la experiencia del voluntariado a un solo día, elegiría ese martes. Si pudiera repetir un solo día de todo mi viaje no lo dudaría, volvería con los ojos cerrados a las oficinas de Prayasam ese martes. Y sí, estábamos emocionados por volver a ver Pilimili. Aunque nos apeno saber que los compromisos de Piyali Ma’am impidieron que pudiera estar ese día. Esta vez Mili estaba acompañado por Manich, un joven que creció en algún slum de Calcuta y ahora está organizando su propia cadena de televisión. ¿Cómo os quedáis? Parece que sí es verdad que Prayasam empoderar jóvenes mentes. Ese encuentro fue la primera reunión de trabajo, entrando en esos primeros detalles necesarios para poner en marcha el proyecto en común. Trabajamos como si no existieran otras ONG, sabíamos lo que queríamos y teníamos que avanzar rápidamente para que el tiempo no se nos echara encima.
Finalizada la reunión conocimos al Director Audiovisual, Saptarshi. Prayasam trabaja mucho este aspecto para dar a conocer, a través de sus películas, las diferentes realidades de Calcuta. Todas ellas elaboradas íntegramente por los chavales con los que trabajan, desde el guión, la dirección, la interpretación; todo. En este caso nos proyecta un documental realizado por la Universidad de Stanford sobre la propia ONG, llamado The Revolutionary Optimist. En el se cuentan diferentes historias de personas irremediablemente optimistas. Entre ellas, la de su fundador: Alman Ganguly. Abogado de profesión decide abandonar su carrera profesional, frustrado por las injusticias del propio sistema judicial indio (toda una gran contradicción que se repite en todo el mundo), y dedicar su vida a la infancia de los barrios más desfavorecidos de Calcuta, creando su propia ONG. Es conocido por el excelente uso de los medios de comunicación para captar la atención de los niños, acercarse y, así, poder ayudarles y empoderarles. Además es coreógrafo, diseñador de moda y no duda en incorporar canciones, cómics, marionetas o cuentacuentos en el método alternativo que Prayasam ofrece.
No obstante el documental no trata de Alman, trata de lo que los niños son capaces de hacer si tienen una educación basada en la libertad, la creatividad, la perseverancia y la confianza en sí mismos. El documental relata historias asombrosas de cómo los propios niños han revolucionado, con pequeñas acciones, las comunidades donde viven. El más singular de ellos es Salim, desde luego un crack, (ojo spoiler) que elevó sus quejas sobre la insalubridad del agua que beben hasta el parlamento indio y del que se puede escuchar, junto con su amiga Sikha, una charla en “TedxTalks” https://www.youtube.com/watch?v=bYOWkhBwHho. A día de hoy sigue siendo la persona más joven en aparecer en este espacio masivo de comunicación (aparecen en el TedxTalks de adultos, porque creo que hay otro de niños).
Durante el documental nos imaginamos todo lo que podrían llegar a hacer los chavales de Nalanda P. School, pues somos conscientes de su verdadero potencial. Volvemos a repetirnos el mantra, cada uno en su silencio: “¡Queremos esto para los chavales!”
Finaliza el documental, en un breve instante la sala se queda a oscuras y nadie se atreve a decir nada, solo podemos tragar saliva y seguir en nuestros propios pensamientos optimistas sobre el futuro de los niños. The Revolutionary Optimist ha logrado su objetivo y ahora todo somos un poco más optimistas.
Las luces se encienden inesperadamente y nos deslumbran, al estar nuestros ojos acostumbrados a la oscuridad. Nos damos la vuelta mientras los ojos se habitúan a la nueva luminosidad.
“Good Morning, my name is Alman.” dice sonriente al extender su mano el hombre que acabamos de ver en pantalla. Volvemos a quedarnos helados, nos miramos entre nosotros. Todos visiblemente sensibles tras la película y ahora, además, excitados ante la súbita aparición de Alman. No sabemos muy bien como actuar: ¿es un espectro?¿un holograma?¿seguimos en la película?¿o es una cámara oculta?¿qué cojones está pasando?¡Qué me devuelvan mi supuesta frialdad masculina! Han hecho trizas, en tan solo dos horas, el escudo con el que la evolución a dotado a los humanos para protegerse de esas emociones que nos hacen parecer débil. Se han cargado, sin esfuerzo, millones de años de evolución del ser humano.
Todo estaba planeado al milímetro, todo. Querían engatusarnos para que no dudemos en contar con ellos para el proyecto. No sabían que ya nos tenían ganados con el discurso de Piyali Ma’am. Pero la puesta en escena ha sido espectacular y me alegro de haberla podido vivir. Tan solo espero que tenga un efecto similar en los chavales y que, a parte de su impactante escenografía, la educación con Prayasam tenga verdadero impacto en las jóvenes mentes de los niños del colegio. La pelíclua y la misma aparición estelar se proyectará en el colegio este mismo 25 de ocutbre. Pagaría lo que fuera por ver la cara de los niños al acabar la película.
Tras las presentaciones iniciales Alman no pierde el tiempo y pregunta sobre lo que más le preocupa:”How are the kids? What can we do for them?” En cambio, no es una reunión de trabajo, lo importante, y eso lo sabe Alman, es relajarse y pasar unos momentos distendidos. Si los dos equipos van a trabajar en el proyecto juntos necesitan la confianza forjada en estos momentos alegres. No faltan las risas, los comentarios ingeniosos y nuestras divertida-escabrosas anécdotas de nuestra corta estancia en Calcuta.
Alman es un personaje carismático donde los haya. Desborda energía, alegría y un poder de liderazgo y comunicación increíbles. Al poco tiempo estamos agradecidos de sentirnos por momentos sus mejores amigos. Y es que Alman tiene esa habilidad, tan poco frecuente, de generar confianza rápidamente y hacer sentir siempre bien a la gente que le rodea. Comemos con ellos y nos convence también para comer el arroz y el curry con las manos, como hace el resto del equipo y la gran mayoría de los indios. Con sus explicaciones del porqué usar las manos al comer hace que hasta la comida sea más sabrosa. ¡No hay nada que no consiga este revolucionario optimista!
Dejamos a Alman en las oficinas y junto con Mili, Saptarshi y Manich fuimos al colegio para seguir con el día de trabajo. Como queremos avanzar con ellos, no solo conoceremos el colegio sino que también nos reuniremos con los profesores, psicólogos, niños y niñas. Pero no con el Brother, que aún sigue jugando a ojeador de categorías inferiores (con todo mi cariño). Aunque, ahora viéndolo desde la distancia, creo que fue lo mejor que pudo ocurrir. Todos los presentes dieron su opinión en libertad sin la mirada inquisidora del Brother. La reunión con Tina y los profesores y psicólogos empieza tensa, todo el mundo se siente atacado por este nuevo agente que queremos introducir en el colegio. Además es la primera vez que alguien les pide opinión para ejecutar algo en el colegio y al principio no saben muy bien como actuar y tan solo ponen impedimentos a nuestros propósitos. Pero los de Prayasam supieron defender su programa y tras explicar y razonar en detalle su modelo educativo todo los presentes acuerdan que hay que tomar medidas en el colegio y que Prayasam parecen ser los indicados para llevarlas a cabo. Logramos en esa reunión algo importantísimo, la verdadera implicación de Tina, del profesorado y psicólogos. Además acabaron agradeciéndonos enormemente que hubiéramos contado con ellos para tomar la decisión (una decisión que, ellos no sabían, ya estaba tomada). También nos sirvió a nosotros para mejorar el proyecto. Desde ese momento decidimos que los profesores también necesitarían formación de Prayasam. No solo los profesores, sino también psicólogos, cuidadores, enfermeras, cocineras. En definitiva, todo el personal del colegio debería tener una formación, porque en el fondo son ellos los que pasan más tiempo con los niños y, además de estar involucrados, tienen que actuar de forma coherente al modelo educativo de Prayasam. Encarecerá el proyecto, pero como dice mi padre: “Malolito, las cosas si se hacen, se hacen bien”.
Tocaba la reunión con un grupo de niños y otro de niñas, por separado. Bueno, más que reunión fue una divertida charla sentados en el suelo, de la que no nos enteramos de nada. Hablaban en bengalí y no paraban de reírse tanto los niños, las niñas y la gente de Prayasam. Siempre he creído que este tipo de educación, la que trata de llegar al corazón, es siempre mejor hacerla en el idioma materno (parece hasta que soy algún erudito de la materia). Y aunque la enseñanza en el colegio sea en inglés, nosotros defendemos que Prayasam use el bengalí para sus sesiones. No entendíamos un carajo, pero con tan solo ver la cara de felicidad de los niños y sus sonrisas nos valía para volver a repetir el mantra, una vez más: “¡Queremos esto para los chavales!”. Estaban felices, además, porque por primera vez alguien adulto les pide opinión para una toma de decisiones referente a su futuro.
Pudiera parecer que estaba todo hecho y tan solo quedaba por firmar el acuerdo con Prayasam, pero no. El pequeño Arup todavía no había dicho su última palabra; ni el Brother.