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Manu@l de viaje

EDUCANDO EN EL PAÍS DEL KAMASUTRA (I)

INDIA | Friday, 26 August 2016 | Views [659]

Brother Xavier entre sus niños. Kobardanga.

Brother Xavier entre sus niños. Kobardanga.

Hoy me voy de la India y quiero escribir este post antes de dejar un lugar que me ha marcado tanto. Bueno, más que lugar, han sido las personas las que me han marcado. Fundamentalmente las que he conocido gracias a un proyecto con la ONG española Amigos de Calcuta (desde ahora AdC). Entre ellas, desde luego, las que integran esta organización y en especial las tres chicas (Alba, Marina y Rita) con las que he tenido la suerte de trabajar intensamente estas últimas semanas, desde aquí mi humilde agradecimiento por todo lo que he aprendido.

AdC trabaja con los niños y niñas de la escuela-hogar Nalanda Vidyapith en Kobardanga (a las afueras de Calcuta). Fundado por Brother Xavier Raj, al que todo el mundo llama Brother, salvo sus niños que le llaman, como no, Father. Brother Xavier comenzó acogiendo en una casa de bambú a 10 niños a las afueras de Calcuta para sacarles del peligroso entorno en el que vivían. 15  años después el Brother es el director de la escuela-hogar con casi 300 niños y niñas de las calles. Provienen, en su mayoría, del barrio rojo, de familias desestructuradas y con bajos recursos económicos. Para un exalumno de un colegio salesiano como yo, es inevitable el paralelismo entre Don Bosco (que empezó de forma similar hace más de 200 años en Milán) y el Brother y los sentimientos de admiración hacia su trabajo y la emoción por trabajar en su proyecto es irremediable.

Es en Nalanda Vidyapith donde los niños encuentran un hogar, educación, alimentación y cuidados médicos. Y es justo ahí, en los cuidados médicos, donde entra AdC. AdC asume toda la responsabilidad derivada de los cuidados médicos de los chavales, desde una simple caries hasta un transplante de médula ósea (ejemplos reales, no dejéis de visitar su web: www.amigosdecalcuta.org). Asimismo, también prepara pequeños seminarios de concienciación para los alumnos en temas relacionados con la salud e higiene.

Mi primera idea al conocer esta ONG era trabajar como voluntario, tal y como había hecho unos años antes con los niños del poblado chabolista gitano “el Salobral” (ya desmantelado). Aunque parezca extraño tampoco podía parar de pensar en lo semejante de estas dos culturas e infancias. Así pues, en vez de realizarlo en Madrid sería a unos cuantos miles de kilómetros y en vez de usar el castellano usaría el ingles. El voluntariado de verano (tienen otro de invierno más enfocado a aspectos médicos) consiste en realizar actividades y juegos para los niños de 5 a 13 años. Una gran labor que hace feliz a casi 150 niños durante las tardes de agosto. Además, como los niños tienen clase por las mañanas, los voluntarios ocupan su tiempo a cualquier necesidad que requiera la escuela o los niños. Son unas semanas vertiginosas en las que no se para de trabajar, pero donde la satisfacción compensa el esfuerzo. Todo cuadraba para mi. Tenía la experiencia, el conocimiento y la ilusión para llevar a cabo este voluntariado.

No obstante las cosas cambiaron repentinamente en una comida entre Alba (mi contacto de la ONG) y los miembros de la junta de AdC. La vida en Nalanda se complicaba según crecían los niños que demandaban cubrir otras necesidades. A raíz de un embarazo no deseado de una de las niñas del colegio (17 años), al  Brother le apareció otra nueva preocupación con la que no contaba: era urgente que sus chicos y chicas recibieran una educación sexual apropiada para evitar problemas similares.

En mi afán de ampliar mi zona de confort acepté participar en el proyecto que no sabía, siquiera, como empezar. Un grupo de cuatro personas asumimos la responsabilidad de preparar un programa de educación sexual para unos chavales indios que ni conocíamos. Ninguno de los cuatro habíamos hecho nunca algo parecido, ni éramos profesores, ni psicólogos. No sabíamos muy bien donde nos estábamos metiendo pues no contábamos ni con la experiencia ni los conocimientos necesarios. Pero teníamos de nuestra parte lo más importante, la ilusión y la pasión para hacer de la vida de los niños de Nalanda un poco mejor.

Nos documentamos, estudiamos a fondo sobre el tema y llegamos a la que creíamos que serían las necesidades reales según la información de la que disponíamos, resumiendo bastante:

-       Educación sexual de calidad para los estudiantes, dividido en tres bloques: prevención de ETS, evitar embarazos no deseado y potenciar la afectividad sexual.

-       La necesidad de que el programa fuera duradera en el tiempo nos hizo plantearnos también el “Train the Trainers”; mediante el cual capacitaríamos a los profesores para que fueran ellos los que llevaran a cabo el programa creado de educación sexual y su seguimiento cuando nosotros no estuviéramos.

-       Contacto con ONG locales para dar soporte al colegio en momentos puntales en que necesitaran.

Para añadir más diversión, también tendríamos que entregar el proyecto en un plazo de unas 7 semanas para presentarnos a un concurso y obtener, así, una pequeña subvención.

Con esta preparación nos presentamos el primer día al Brother Xavier. Para quien no le conoce deciros que el Brother impone respeto. Mucho respeto. Es un hombre alto, entorno a 2 metros, de piel oscura que resalta sobre a vestimenta totalmente blanca que siempre usa. Anda muy despacio, pero parece que el halo de santidad que le envuelve crea una estela incorruptible a su paso. También es un hombre serio que en pocas ocasiones aleja sus preocupaciones y las de sus niños, se relaja y sonríe. La responsabilidad que asume el sólo es abrumadora para cualquier ser humano. Es el ‘Father’ de facto de casi 300 niños que, además, tienen otros padres y madres biológicos que le reclaman que sea tradicional y siga las costumbres indias en la educación que imparte a sus hijos. Por un lado puede parecer incomprensible que familias totalmente apartadas de los estándares, digamos, de una vida ética exijan una educación en valores tradicionales (que ni ellos mismos han seguido). Pero por otro lado es del todo comprensible que siempre los más desfavorecidos tengan las convicciones más férreas sobre las tradiciones, en especial sobre matrimonios concertados (sí, todavía existe) o virginidad hasta el matrimonio. Seguramente es lo único que conocen, lo que todo el entorno (familia y amigos) espera que se haga y a lo único que pueden aferrarse en momentos en los que todo lo demás se desmorona en sus vidas.

En esta primera reunión nos hace saber la importancia de respetar las tradiciones indias, pues, recibe demasiadas presiones de los padres en este sentido. También nos habla de la educación en valores que se esfuerza por impartir en su centro, del proceso educativo que significa aprender de los propios errores y de la disciplina necesaria en su colegio, que en el fondo es un internado. Al contrario de lo que nos habían dicho, el Brother nos habla durante un tiempo largo sobre la vida en la escuela y uno no puede más que escuchar y aprehender de este hombre. Se le nota relajado, supongo que la palabra contento es más adecuada. Contento de poder desahogarse ante cuatro personas que pueden ayudarle a resolver un gran problema. El asunto de la niña embarazada le ha dejado tocado y también se percibe en su mirada, quizá algo dubitativa (sólo es una intuición, pues no le conozco de nada). El embarazo de la chica fue algo inesperado, incontrolable. En un mundo en el que lo tiene todo controlado, eso se le escapó y no sabe muy bien como encarar el futuro sexual del resto de niños y niñas. De alguna manera, aunque no lo diga con palabras, nos solicita ayuda y lo mejor es que cree ciegamente en que podemos ofrecérsela. No sabe que nuestro plan, tan bien urdido en Madrid, está a punto de desmoronarse.

 

Continuará…

Tags: amigos de calcuta, brother, nalanda

 

 

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