...viene de la parte I
Esa misma tarde, la del primer día en la escuela, comenzamos nuestro trabajo de campo: conocer a los niños y niñas. Al vivir en edificios separados teníamos que hacerlo por partes. En este caso comenzamos por las niñas con las edades apropiadas para ser consideradas nuestro target. Pasamos la tarde hablando, jugando y riendo con ellas. Nos cuentan su vida en el colegio y familiar, sus inquietudes, ambiciones y pequeños secretos. Les escuchamos sin juzgar e intentamos aportarles algo desde nuestra experiencia. Aunque es cierto que tienen bastante bien interiorizado el discurso del Brother sobre la importancia de la bondad y de educarse desde el respeto. Se abren y confían en nosotros porque, a su vez, nosotros también les contamos pequeñas pinceladas de nuestra vida personal. Es sorprendente como ocurre, y no solo con las niñas, que cuando te abres a alguien contando algún detalle personal o pensamiento profundo tu interlocutor se relaja, comenzando de esta manera una conversación más plena y enriquecedora.
El día dos también comienza fuerte y a primera hora tenemos concertada una cita con Arup, de la ONG local Heatlh Vision & Research. Una persona extremadamente inteligente, desinteresada e hiperactiva. En la primera parte de la reunión comentamos la problemática del colegio y el proyecto que pensábamos realizar. Con la experiencia que le otorgan los 15.000 niños a los que ha impartido seminarios similares nos soluciona rápidamente como tiene que llevarse a cabo esta formación, el número de niños por grupo y hasta el cometido de los profesores. Lo tiene todo organizado, incluso ha preparado una presentación para que se la mostremos a los profesores y les tengamos de nuestro lado en el proyecto (importantísimo para el éxito del proyecto). Además, sin pedírnoslo, nos cuenta otros interesantes proyectos en los que está trabajando su ONG, incluido su proyecto estrella sobre la subsistencia agrícola para personas sin recursos (todavía en ese momento no entendíamos porqué nos explicaba sus proyectos).
Salimos de la reunión convencidos de que habíamos encontrado a la persona idónea para llevar a cabo el proyecto. No sólo la supervisión sino también la ejecución del mismo, pues ya en ese segundo día nos damos cuenta que en estas pocas semanas en Calcuta no es posible preparar e impartir una educación sexual suficientemente estable para que perdure en el tiempo. Y mucho menos preparar a los profesores para que después sean ellos los que la lleven a cabo. A esas alturas ya podíamos decir que casi todo nuestro pre-work había sido infructuoso. Menos mal que contábamos con el pequeño Arup de nuestro lado para ayudarnos en nuestra tarea educativa. Podíamos conservar nuestro optimismo.
Entramos confiados en nuestra segunda reunión con el Brother. Error. Nos creíamos que, con la ayuda de Arup, el proyecto estaba encauzado. Error, de nuevo. El Brother, muy directo, nos pregunta sobre la metodología que usa, si hay algún psicólogo en la ONG que atienda 24h las preguntas de los chavales, si sabemos el background de gente que impartirá las sesiones y un sinfín de preguntas para las que no tenemos respuesta. No habíamos entrado en tanto detalle con la ONG y ahora, visto con el tiempo, son todas preocupaciones lógicas para un padre que va a dar una educación a sus 300 niños. Es exigente y necesita respuestas rápidas a su problema actual. También nos cuenta que no tiene ayuda de los profesores, que los niños no cuentan sus problemas a nadie, ni siquiera a los consejeros (psicólogos) del colegio, que se distraen con facilidad en las clases por sus fantasías sexuales y que tiene que haber sesiones todos los meses (en vez de las 2/3 veces al año que propuso en su primer reunión) y, además, nos sigue haciendo hincapié en la metodología. Aunque acaba de tirar por tierra todo nuestro trabajo y nos traslada sus propios miedos, miedos muy lógicos, le tranquilizamos diciendo que todas esas dudas serán contestadas fácilmente por Arup y que, de todas formas, tenemos más reuniones con otras ONG´s. Además, tras su insistencia, le proponemos una metodología que teníamos en la recámara como emergencia por si nuestro proyecto no se llevara a cabo. Es usada en la India, se llama “The letter box approach” y consiste en instalar unos buzones en diferentes partes del colegio para que los niños escriban anónimamente sus preocupaciones o dudas para que el psicólogo las responda en grupo pasado un tiempo. Ese método le gusta, lo compra inmediatamente y a los dos días ya están instaladas y en uso. Acabamos la reunión exhaustos por la exigencia del Brother, descolocados con las nuevas premisas y habiendo usado nuestra última bala. En definitiva, un fracaso de reunión pero sin la cual no hubiéramos logrado nada, pues todas las victorias están cimentadas en innumerables fracasos y en el convencimiento de que todo se puede hacer siempre de una mejor manera.
Durante esos primeros días también tenemos la oportunidad de acercarnos a los niños que, resumiendo, nos cuentan lo mismo que las chicas: su vida escolar y familiar, sus incertidumbres y sus anhelos. Por lo general se sienten desplazados frente a las chicas (físicamente lo están pues su casa está a unos 20 minutos andando de la escuela y hogar de las niñas). Es curioso que también las chicas se sientan desfavorecidas frente a los chicos. Hay algo que no cuadra en esta ecuación, todo el mundo se siente un poco desatendido en un lugar lleno de gente (300 niños para unos 200 empleados entre profesores, cuidadores, enfermeras, psicólogos, cocineras, personal de mantenimiento, … y el Brother). Nos empezamos a dar cuenta que los niños y niñas están ansiosos por hablar con personas mayores, pero sobre todo nos damos cuenta que necesitan ser escuchados, con atención y empatía, mientras expresan las inquietudes de la adolescencia. Una etapa de la vida siempre complicada que para estos niños es crucial. Conociendo la procedencia de los mismos, es un momento delicado para su desarrollo como jóvenes responsables durante el cual todo puede cambiar, tanto para bien como para mal. Es importante, ahora más, darles apoyo, comprensión y cariño y eso, creo, es lo que intentamos hacer todos y cada uno de los voluntarios de Amigos de Calcuta, de los que, no me canso de repetir, aprendí muchísimo.
A la siguiente reunión con la ONG FPA vamos con más conocimiento sobre la dinámica del colegio, del Brother y de los niños. También vamos preparados para preguntar los más mínimos detalles y evitar así que el Brother nos pille en otro renuncio. Ellos nos responden que sí a todo lo que le pedimos y contestan a nuestras preguntas de una manera laxa. Nos ofrecen dulces y café en medio de una reunión rara en la que el jefe, Supratip (también llamado Mr. Potato), es el que menos sabe de cómo llevarlo a la práctica pero es el que siempre responde con la apoyo de su ayudante, un tipo jovial y novato que tiene más entusiasmo que conocimiento. Supatrip es alto y fuerte (en el término gordo de la palabra), su media melena y anillos en todos sus dedos le dan un aire de superioridad que no demuestra en sus actos ni palabras, más propio de un chulo de piscina que de un director de una ONG. FPA es una organización mundial con muchos años de trabajo a sus espaldas en India (desde 1945) y parece que a lo largo de esos años (por lo menos en la India) no han avanzado nada y la metodología que usan se ha quedado anclada en el pasado. La misma que pudieran haber tenido mis padres si hubieran sido indios. La diferencia con Arup y su ONG es abismal y salimos derrotados. No obstante decidimos darles una oportunidad y convocarles la siguiente semana en el colegio. Es muy pronto para cerrar puertas y puede que con más tiempo de preparación y en el propio terreno muestren toda la experiencia que deberían tener. Veremos.
…Continuará
