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Sentir el viento

Cruce marítimo en moto tramo desde Turbo-Colombia hasta Miramar-Panamá

COLOMBIA | Wednesday, 29 August 2012 | Views [10573]

Este es un extracto del diario de viaje que llevé de la aventura en motocicleta que hicimos mi novio Gustavo y yo, Lorena desde Argentina hasta México entre abril 2012 y septiembre 2012 por la costa del pacífico. Para leer más sobre el viaje dirigirse a http://journals.worldnomads.com/loloberlin/story/85224/Argentina/Viajando-en-moto-por-latinoam%C3%A9rica

Para cruzar el Tapón de Darién en barco llegamos a Turbo el 27 de julio de 2012. Pasamos por la estación de bomberos voluntarios y amablemente nos dijeron que de necesitar podíamos pasar la noche allí. Fuimos al puerto a buscar barco para cruzar. 

Desde un principio voy a aconsejar a todos aquellos que lean esto con intenciones de hacer el cruce, especialmente si lo hacen en moto, que intenten buscar un barco que los lleve directamente hasta el destino final donde puedan tomar carretera o bus para seguir camino. En nuestro caso como pasaré a contar a continuación lo hicimos en varios tramos, lo que dificulta el cruce económicamente, se tardan más días y la moto se daña más. Es recomendable y preferible que se queden unos días en Turbo buscando barco. Al principio va a parecer que se están tardando pero como verán en base a nuestra experiencia luego esos días se recuperan no teniendo que esperar a que llegue un barco que los quiera llevar en lugares inhóspitos donde están atrapados y no queda otra que esperar.

Otro tip muy importante es que más allá de los datos de los capitanes o dueños de barcos que les pueda pasar aquí, lo mejor es ir al puerto Waffe y ver quien está por salir en ese momento, porque seguro que los contactos que uno tiene están en alta mar, o en días de descanso.

Otro consejo es estar bien despiertos y seguir su propio instinto ya que la mayoría de la gente sólo quiere sacarle dinero a uno, todos quieren sacar su tajada y  no existen los favores de buena voluntad. Porque al no haber carretera y no enviar la moto en avión, las personas saben que uno tiene que hacer el cruce, y que además hay muchas dificultades como subir la moto, bajarla, hacer los papeles.

En conclusión, recomiendo firmemente subir la moto en Turbo a algún barco mercante que vaya hasta alguno de los puertos en Panamá (Cartí, Miramar o Colón) desde donde se puede tomar carretera y continuar viaje. La persona deberá tomarse la lancha comercial hasta Capurganá para sumarse a la moto y continuar viaje. Los barcos tardan entre 6 a 10 días en hacer su recorrido vendiendo y cobrando sus productos  en toda la comarca Kuna Yala, razón por la cual se conoce varias de las islas no turísticas y se puede compartir más con la comunidad.

En nuestro caso, el día que llegamos no encontramos un barco que fuera directamente a algún puerto de Panamá  desde donde poder tomar carretera. Encontramos y creímos conveniente subir la moto al barco del capitán Cristobal (tel 314 7938125) que iba hasta Capurganá, Colombia.

Desde el principio él nos aclaró que ningún barco estaba autorizado a salir con pasajeros desde ese puerto. No nos podía llevar a nosotros también porque su embarcación era sólo para mercancías.

Pero de todas formas insistimos preguntándole a la autoridad marítima. Después de 3hs de idas y vueltas viendo si podíamos conseguir ese permiso para poder ahorrarnos el ticket de 55.000 pesos colombianos cada uno de nosotros dos para ir hasta Capurganá en una lancha comercial no lo conseguimos.

Hay que hacer permiso de salida de la moto con autoridad marítima. Es recomendable ir a la Capitanía del Puerto con el Capitán de Corbeta Edwin Antonio Parada Cabrera, el tiene buena disposición de colaborar y trata de contactar a los barcos más próximos a salir, su número es (4) 8221571, cel 311 531 1257.

Para subir la moto al barco pagamos los 150.000 pesos colombianos que logramos reducir de los 300.000 iniciales que nos pidieron. Más los 20.000 y un refresco de 2.000 que "tuvimos" que pagarles a los que nos consiguieron el barco y "ayudaron" a subir la moto al barco (cosa que tranquilamente uno mismo puede conseguir el barco y ahorrarse ese dinero). Porque además finalmente los que saben la mejor forma de subirla son los mismos del barco que utilizan sogas y/o rampas. Da miedo ver como se mece el barco por el mar y la moto amarrada a sogas que sube por la rampa y parece que se va a caer al agua o que una soga va a tirar y le va a arrancar una parte. Pero no queda otra que confiar en que esos hombres de mar saben lo que hacen y ayudarlos en lo que se pueda.

Fuimos en unas motos que hacen de taxi económico al cuartel de bomberos a dormir en nuestra carpa. Nos despertarnos a las 5,30am para comprar el ticket a las 6am de la lancha que salía a las 8am.

El sábado 28 tomamos la lancha a las 8am. Permitían 10kg por persona, y nosotros teníamos mucho más que eso, por lo que le pedí a una familia que se subiría a la misma lancha y tenía poco equipaje si podía pasarnos dos bolsos para no tener que pagar exceso de equipaje. El viaje duró unas 2,30hs hasta Capurganá. Nos habían dicho que era recomendable sentarse en la parte trasera de la lancha ya que en la parte delantera salta por las olas.

Llegamos a Capurganá cerca del mediodía y la misma historia, buscar un barco que nos quisiera llevar, y pelear el precio. Afortunadamente el barco ya había llegado con la Juana (la moto). Pero para poder descargarla teníamos que buscar primero otro barco donde poder cargarla para poder seguir avanzando en el cruce. Apenas llegamos varias personas se nos acercaron preguntándonos si nosotros éramos los de la moto para llevarnos. Pero pedían demasiado dinero. Ahí estuvimos en el muelle unas 4hs buscando y esperando a ver quien bajaba la tarifa. Creímos conveniente conseguir una panga (lancha pequeña) a donde bajar la moto y seguir avanzando, a quedarnos en Capurganá. Ya que de quedarnos teníamos que pagar una panga para bajar y acercar la moto desde el barco que no se podía acercar al muelle porque no había suficiente profundidad, hasta tierra en Capurganá. Y al día siguiente ver cómo continuar el viaje.

Conseguimos una panga que nos llevó por 70.000 pesos colombianos la moto más 25.000 cada uno de nosotros (= 120,000 pesos colombianos) hasta Puerto Obaldía, una de las primeras localidades en Panamá desde donde teníamos que hacer los papeles de entrada al país. El viaje duró unos 40 minutos. Al llegar a Puerto Obaldía Gustavo bajó al pueblo a conseguir gente que nos ayudara a bajar la moto desde la panga hasta tierra. Eso nos costó usd25 (ya en Panamá los precios cotizaban en dólar). Fuimos a la policía marítima a hacer los trámites de entrada, que revisaran con perro la moto y a nosotros por control anti-drogas. Gustavo fue hasta una quebrada cercana a lavar la moto para evitar que se corroa aún más por lo que se había salpicado en la panga pequeña. Averiguamos con la policía y nos dijeron donde podríamos armar la carpa. Al llegar nos encontramos con otros tres viajeros argentinos que estaban intentando al igual que nosotros hacer el cruce de la forma económica.

El domingo 29 de julio era el cumpleaños de Gustavo. Lo primero que hicimos fue hacer el trámite de entrada al país. Cuando nos tocó nuestro turno fue fácil porque nos preguntó si teníamos cada uno una tarjeta de crédito, se la mostramos, y lo único que nos pidió fue que les sacáramos una copia. Nos dio 90 días para estar en Panamá. Para la moto los trámites fueron aparte, tuvimos que ir al día siguiente con un hombre del cyber que nos escribió en computadora la entrada de la moto.

Un día lo llamamos al celular al capitán Sierra tel 60206699 o 60420332 o 67061692 del cual teníamos el número y con quien Lucas uno de los argentinos mochileros había viajado hacía un año atrás y lo habían tratado muy bien. Nos atendió y amablemente nos dijo que le faltaba una semana para llegar al pueblo, más otra semana que se quedaría con su familia,  era mucho tiempo…

Otro barco al que si quisieran pueden llamar es al “Bendición de Dios” y hablar con José Luis tel 3122714624 o Nelson tel 3103979342

Otro día hablamos con la mamá del que resultaría siendo el dueño del barco que nos llevó, pero nosotros le preguntamos por Marcial, el hermano. Ella nos dijo que no sabía cuándo llegaba su hijo.

El lunes 6 de agosto después de esperar  9 días sin que aparezca un barco, me largué a llorar, de la bronca, no era que la estuviéramos pasando mal, pero ya necesitábamos seguir y también se hacía sentir la desesperanza de haber estado 9 días en ese lugar sin que llegara un solo barco mercantil. Al rato veo venir un barco, me puse muy feliz!! Fui hasta el muelle donde estaban los chicos y todos sonreíamos. En el muelle de prefectura había un barco particular gigante como de unos 150 mts. de largo, pero a nosotros sólo nos importaba la llegada del otro. El barco gigante resultó ser de un francés y conseguimos que nos regalaran tres coca cola heladas que aunque usualmente no me gustan mucho resultaron deliciosamente refrescantes. El barco pequeño resultó ser colombiano, y los barcos colombianos no tienen autorización para llevar pasajeros en territorio panameño, por lo que cayeron nuestras esperanzas.

El martes 7 de agosto llegó otro barco, el segundo en 10 días. Y este era panameño!! Hablamos con el capitán que nos dijo que iba hasta Capurganá y regresaba al día siguiente. Nos dijo que nunca había llevado pasajeros por lo que iba a averiguar con la autoridad marítima, la cual nos había dicho a nosotros que el poder llevarnos dependía de la decisión del capitán. Con la esperanza de irnos al día siguiente procuramos acomodar nuestras cosas para estar preparados.  A la tardecita llegaron tres argentinos más que estaban en la misma que nosotros, buscando la forma de cruzar. Esa noche hicimos una gran cena de despedida con yuca frita, arroz, plátano frito y frijoles.

Cuando el miércoles 8 de agosto llegó el barco del día anterior, el capitán nos dijo que no era seguro para él llevarnos. Intentamos nuevamente convencerlo diciéndole que habíamos hablado con la autoridad marítima y nos había dicho que no dependía de ellos sino del capitán, pero no quiso saber nada, nos explicó que ese era el pan de su familia y no quería ponerlo en riesgo.

De todas formas siempre está la opción de una lancha rápida, pero cobran 100 usd por persona y por la moto 400 usd!, otro abuso.

Antes de que se vaya ese barco llegó otro, La Yeya II. Nos dijeron que el dueño se llamaba Donaldo y que su madre vivía en Obaldía. Al principio como siempre la tripulación estaba muy ocupada bajando mercancías y la misma gente del pueblo estaba ocupada intentando procurar sus víveres. En eso llegó Digna, la señora de la chocita que nos dejaba acampar en su terreno. Le preguntamos si lo conocía, nos dijo que sí, y le pedimos que le dijera a Donaldo para que nos escuchara. Nos quedamos esperando nuestro turno hasta que Digna le dijo a Donaldo y él desde arriba del barco escuchó lo que queríamos. Nos dijo que hablaríamos cuando bajara.  Al bajar le explicamos y nos dijo que lo pensaría. Esperamos pacientemente hasta que nos dijo que nos llevaría a los 7 (Guli, Migue, Franco, Carlos y Ezequiel los argentinos con mochila, más Gustavo, y yo) y la moto. Como ya habíamos preparado todo el equipaje para el barco anterior, sólo tuvimos que buscarlo para cargarlo. Pasamos por la policía para que nos revisara con el perro y fuimos hasta autoridad marítima con los pasaportes para que nos haga figurar como pasajeros de la Yeya II. Después de 11 días en Puerto Obaldía salimos a las 4pm. Estábamos tan felices!!!!

Nos cobró usd 100 por la moto y usd 50 por cada uno de nosotros (x2 personas= usd 100) con comida incluida.

En total sumando los pesos colombianos y dólares, cruzar la moto costó usd 260

Por persona el cruce costó usd 95

Por lo que sumando moto + 1 persona costó usd 356

Y moto + 2 personas como en nuestro caso costó usd 450

Subir la moto a ese barco fue fácil porque el muelle estaba casi a nivel del barco y también muchos hombres fuertes y con buena voluntad.

La primera noche dormimos en Pueblo Nuevo en la casa de unos lugareños pertenecientes a los indígenas Kuna Yala. Un niño de unos ocho años nos vino a buscar en una canoa de madera de una sola pieza. Nos recibió la anfitriona que nos dijo que tenía unas hamacas para dormir, pero como había muchos mosquitos nosotros preferimos armar la carpa en la galería de la casa. Por el traslado en canoa  y dormir fueron usd 2,5 por cada uno.

Caledoña que es el pueblo más turístico de la comarca. Allí en el centro se pueden encontrar para comprar telas bordadas y artesanías típicas en general.

Otros pueblos que visitamos fueron Carreto, Isla de Pino (ballena), Ailigatidi y otros.

Nos tocó ver cómo festejaban la semana anual de la cultura. En especial tuvimos la oportunidad de ver el desfile en homenaje a Nele Kantule quien fue uno de los gestores de la Revolución Kuna, en Ustupu su pueblo natal. Allí los sailas (jefes de los pueblos de la comarca Kuna) se reunieron en el centro de la plaza.

Aprendí algunas como dage (ven), anai (amigo), ua (pescado), ti (agua) nuedi (bueno).

Llegamos a Miramar el jueves 16 de agosto luego de estar navegando 8 días. Nos despedimos de la tripulación (Donaldo no nos quiso dar su número de teléfono) y finalmente luego de 19 días desde que habíamos salido de Turbo en Colombia pudimos retomar carretera hasta Ciudad de Panamá.

 

 

 

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