En estos momentos es muy común escuchar la necesidad de cambio permanente en las organizaciones, empresas e instituciones. Debemos saber que, como corresponsables del cambio climático, cada uno de los habitantes del planeta tierra también necesita cambiar o enfatizar sus hábitos ecológicos.
En este artículo haremos referencia a una acción en particular, como es el hecho de llevar con nosotros cuando viajamos las bolsas ecológicas. Y es que, aunque suene simple: ¿lo hacemos?
En el caso de que la respuesta sea no, es comprensible porque hasta hace muy pocos años no nos lo planteábamos ni tampoco nos lo planteaban. A fin de cuentas el hombre es un animal de costumbre, al que le resultaba cómodo que en la caja de los negocios le den bolsas de plástico o de cartón.
A partir de campañas de concientización y una onda verde que empezó a expandirse hace no mucho tiempo pero afortunadamente es cada vez es más fuerte, algunos fueron despertando de la facilidad a la que nos había acostumbrado el consumismo. Fue así como aparecieron las bolsas ecológicas.
De a poco en muchos comercios van entregando menos bolsas plásticas a sus clientes, ayudándolos así a recordar llevar la bolsa ecológica. En algunos municipios incluso ya no las entregan mas. Y es que no debería de ser muy difícil al terminar de guardar en la casa los productos que compramos poner las bolsas ecológicas en un lugar con los elementos que sabemos llevaremos hasta la tienda (bolsa, carro, lista de compras). Muchas personas han adoptado este hecho como habitual motivados por la aceptación de la necesidad de generar sustentabilidad.
Ahora bien, esto llevado a aplicarlo en los viajes significa el mismo proceso de premeditación en el cual organizamos nuestras acciones sustentables.
Porque al viajar con nuestras bolsas ecológicas, no sólo estamos evitando el abuso de plástico sino que con nuestro ejemplo espontáneo estamos propagando consciencia en otros pueblos en los que tal vez no hayan tenido la oportunidad de advertir la necesidad del cambio.
La historia de lo que creímos era simplemente evolución de productos nos llevó a límites de exceso de consumo irresponsable de plástico en múltiples formas, no sólo en bolsas. El hombre es un ser que juega con los límites. A partir de su prueba y error la humanidad ha tenido que llegar al punto de consumo extremo de recursos para tener que darse cuenta de que esa fórmula no era correcta, y que en realidad implicaba involución.
Con la rápida y acelerada inserción de la tecnología a nuestra cotidianeidad, deberíamos pensar que de la misma manera tendríamos que incorporar la sustentabilidad. Para que no sean enemigas, sino que vayan de la mano y logren el preciado equilibrio que se necesita para no crear caos y destrucción.
La evolución del pensamiento humano ecológico debería acercarse a que los nuevos desafíos que los profesionales enfrentan apunten a que la tecnología pueda y tenga que ayudar a la sustentabilidad y viceversa.
De esto se desprende que no sólo debemos aplicar las bolsas ecológicas a nuestra vida cotidiana y cuando vamos de viaje, sino ir incorporando en la medida de lo posible acciones ecológicas básicas como reciclaje, separación de basura, huertas orgánicas, consumo y cocción de productos de la región, reconsiderando el uso y abuso de los automóviles, etc. Sobre esto último no se pretende ahondar en estas líneas que apuntan a ser un aporte para que tomemos conciencia de la importancia del simple y necesario gesto de viajar llevando bolsas ecológicas.