Querid@s amig@s que siguen esta columna de Slow food, quizás se estén preguntando qué tiene que ver el día internacional de la mujer con una columna de Slow food…
Dejenme decirles que mucho, ya que para empezar el movimiento de slow food resguarda a la tierra, a quienes la trabajan, y a los frutos que ella nos da.
Así como lucha por defender y cuidar estos tres pilares esenciales, en la misma medida y forma busca que los derechos y oportunidades de la mujer sean igualitarios.
Hoy me permito hablarles de este tema porque ha sido una semana movidita, muy controvertida, está calientito el ambiente sobre este tema y tenemos el deber de reflexionar al respecto. Y ojo, quiero que quede algo bien claro desde el principio, aquí no se trata de tener la razón, es una opinión, una forma de ver las cosas e invitarl@s como siempre a reflexionar en pro de evolucionar. Por lo que cualquier opinión o discrepancia que quieran dar, será bienvenida.
Vengo a hablarles de lo que la mujer es, y de lo que la mujer recibe. Del papel que históricamente ha ocupado, del lugar que ha ido ganando, y de lo mucho que nos falta por hacer y avanzar.
Parece ser que no nos ponemos de acuerdo en por qué conmemorar o festejar este día, todos opinamos diferente, en redes sociales se arman unos idas y vueltas con opiniones que la mayoría de las veces sólo quiere decir y no escuchar; y lo peor de todo, es que no respetamos la opinión diferente de los otros. Pero al final, y como siempre, creo que es positivo que este tema esté haciendo ruido, que no nos callemos, que alcemos la voz y digamos basta.
Desde mi forma de ver las cosas, la mujer sí merece un día especial, a mí y vuelvo a repetir que es una opinión personal, me gusta enfocarme más en el presente que en el pasado. He visto que muchos se clavan con el asunto de cómo surgío el día internacional de la mujer. Y sí, no está mal que sepamos el origen trágico, pero creo que no sirve de nada quedarnos con algo que pasó hace ya muchos años en un mundo que ya no existe porque la realidad cambia muy rápido. Debemos priorizar la situación actual de la mujer, la lucha cotidiana, constante y lenta pero sin pausa que ha ido llevando la mujer. Trabajadora, amorosa, persistente y sacando fuerza de voluntad de lugares remotos. Así la mujer en primer lugar da vida, porque les guste o no, al momento todos salimos de una mujer. La mujer es la que nos alimenta con su leche materna. Muchas veces la mujer sufre discriminación en el trabajo porque debe salir con licencia por maternidad. Las empresas no terminan de entender que es una necesidad. La mujer por lo regular también es quien cuida el hogar, y no me refiero a limpiarlo, sino a mantener la unión y armonía en éste. Cuida de sus hijos, su matrimonio, cuida su salud mental saliendo con amigas o yendo a la peluquería que también es terapia, y valora ese tesoro preciado que es la familia. Se siente a gusto en su casa con lo que creó, y sale a trabajar porque entiende la importancia que tiene ser independiente y recrearse.
La mujer es quien lamentablemente todavía hoy en el siglo XXI sufre más trabajo en la casa sin ser reconocido como tal, menos oportunidades laborales, menores salarios, es juzgada por cómo se viste, debe preocuparse por su apariencia personal, no siempre es escuchada y tenida en cuenta, y además en casos más feos es víctima de abusos, violencia física y psicológica, violaciones, prostitución, feminicidios, abortos, y mas.
Por eso es necesario, que como siempre, la mujer por sí misma, y apoyada en igualdad de condiciones por hombres y mujeres, salvaguarde su labor como ser en este mundo. Que siga ganando terreno para tener voz, libertad y fuerza no física sino intelectual.
Y que además se empodere con hombres y mujeres para crecer en equipo.
Son días de reflexión, de auto crítica y de lucha. Much@s nos tacharán de feministas o feminazis, pero eso no importa, porque las etiquetas son sólo eso, etiquetas.
La mujer sabia sabrá que lo puede conseguir y construir todo con amor y paciencia. Se ama a sí misma, y de la misma forma ama a hombres y mujeres. No se cree mejor ni peor que nadie.
No entiendo a las mujeres que salen a las calles a protestar para conseguir igualdad y lo destruyen todo a su paso; creo que la violencia genera más violencia y que debemos pelar desde el ejemplo y la inteligencia emocional.
Más específico con el movimiento slow food, la mujer siempre ha cuidado su alimentación y la de su familia, hace sacrificios con tal de llevar un plato de comida a su mesa. La mujer de campo siempre ha trabajado a la par del hombre en las ardúas tareas; y como seres sensibles que somos, porque queremos igualdad pero sabemos que somos diferentes, entiende los problemas de alimentación que se avecinan y tiene consciencia del cuidado del medio ambiente y de crear consciencia en las nuevas generaciones.
Esta columna se publica todos los domingos en el suplemento del diario digital “Prensa pura digital”, pero a su vez vamos publicando durante la semana notas de interés en nuestra página de Facebook: SLOW FOOD MERCADITO.
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