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Sentir el viento

Viajando en moto por Latinoamérica. 8º país: NICARAGUA

NICARAGUA | Tuesday, 4 December 2012 | Views [1158]

Lunes 3 de septiembre. Pasamos la frontera tranquilamente y seguimos rodando. Al ver los primeros paisajes de ese país no podía dejar de pensar que el que era mi jefe en Estados Unidos cuando fui a trabajar en 2006 me había ofrecido ir a trabajar a un restaurant que él quería poner. Lo que me imaginaba era cómo hubiera sido haber llegado a trabajar en aquel entonces.

Pasamos por una zona muy ventosa donde vi el primer parque eólico de mi vida. Estaba maravillada con tantas y tan grandes turbinas generadoras de energía. Paramos a sacar fotos un ratito y enseguida continuamos. Queríamos conseguir tomar el último ferry que va hacia la isla de Ometepe en el lago Nicaragua. Llegamos con el tiempo justo, cuando faltaban tan solo 10min para zarpar. Hicimos los papeles correspondientes, nos subimos, amarramos la moto y arrancó. Por la falta de tiempo nos fuimos con poca gasolina en la moto y muy poco efectivo para nuestros gastos. Arriba del ferry pudimos disfrutar de un hermoso atardecer. Después de unos 45min llegamos a la Isla de Ometepe ya casi de noche.En la misma hay varios asentamientos urbanos, los hay muy pequeños hasta poblaciones más numerosas. No sabíamos dónde hospedarnos, así que preguntamos y nos dijeron que la playa de Santo Domingo era bonita y había hoteles y restaurantes (porque no todos los pueblitos tienen para alojarse). En moto eran unos 15min. Como era temporada baja de turismo conseguimos una buena tarifa para quedarnos en el hotel Costa Azul con habitación con balcón al lago. Sólo habíamos desayunado, teníamos hambre, así que cenamos en el hotel y después nos quedamos usando internet.

Martes 4 de septiembre. Consumimos el desayuno del hotel en una palapa del jardín escuchando el canto de los pájaros y la majestuosidad del silencio. Después salimos para el sur de la isla hacia una cascada que hay. Los primeros 7km fueron de asfalto y luego el camino seguía de terracería con piedras grandes y subidas y bajadas pronunciadas. Varias veces me tuve que bajar, caminar y alcanzarlo a Gustavo más adelante para que él pudiera maniobrar más fácil sin el peso mío de atrás en la moto. Finalmente llegamos sin caernos. Como la cascada se encuentra en propiedad privada hay que pagar entrada. Cuando quisimos pagar nos dimos cuenta que nos habíamos olvidado la plata. Apenas si teníamos algunos Córdobas (dinero de Nicaragua).

Le explicamos la situación al señor de la entrada, y además que si teníamos que regresar 40min hasta el hotel a buscar dinero y 40min para volver nuevamente para entrar ya no lo íbamos a poder hacer. Pidió permiso por Handy y nos dejó pasar. Caminamos todo en subida como 1,30hs. Primero pasamos por los campos de la propiedad. Tenían ganado y frutales. A medida que subíamos nos íbamos adentrando en una vegetación más autóctona, húmeda y tropical. Nos cruzamos algunos monos que andaban libremente. A mitad de camino empezamos a cruzar el río que sale de la cascada. Tenía muy poca agua por lo que se lo podía cruzar muy fácilmente. Al llegar contemplamos un salto de agua de unos 30m. Aunque debajo de la cascada estaba fresco teníamos mucho calor por la caminata. No nos pudimos bañar porque no había estanque ya que la mayor parte del agua que caía se iba por una cañería hasta la casa de la propiedad. Pero tomamos agua fresca que caía directo desde arriba. Nos quedamos un rato contemplándola, descansando y tomando fotos y después emprendimos el regreso despacito. Almorzamos en Santo Domingo en restaurant Natural

http://www.tripadvisor.es/Restaurant_Review-g304024-d2494053-Reviews-Natural-Isla_de_Ometepe_Rivas_Department.html

que quedaba justo frente a la playa y estaba muy bien ambientado rústicamente. Fuimos hasta el hotel a ponernos los trajes de baño y fuimos a Ojo de Agua, un complejo que vale la pena visitar. De hecho yo recomendaría que si pueden le dediquen casi pura y exclusivamente un día completo ya que una vez que uno paga el pase para todo el día puede salir y entrar las veces que quiera. Nosotros llegamos a las 4pm con los últimos rayos de sol en la alberca y luego el agua y la brisa se pusieron frescas. las ventajas medicinales del agua que vierte de fuentes naturales de origen volcánico y cuya composición son sales minerales con propiedades curativas para la piel, los huesos y dolores musculares. La diferencia con las aguas termales es que éstas no son calientes, sino frías aunque suene contradictorio porque provienen de un volcán. Había una liana para tirarse al agua. Nos tiramos varias veces y con eso nos entretuvimos mucho. Como a las 6pm volvimos al hotel, nos bañamos y fuimos a un hotel ahí mismo en Santo Domingo que tenia especialidades en pescados y mariscos. Lo acompañamos con el famoso ron de Nicaragua Flor de Caña, el cual es muy rico. Esa cena fue muy especial, con Gus estábamos muy conectados sentimentalmente y la velada era hermosa, en un balcón con vista al mar y luces tenues.

Miércoles 5 de septiembre. Cuando temprano en la mañana me crucé a comprar leche a una tiendita frente al hotel, un temblor !!!! Al principio pensé que me había bajado la presión y me estaba mareando, pero luego de unos segundo me di cuenta que mis pies oscilaban. Mientras duró las dos señoras que estaban ni yo dijimos nada. A los 20 segundos aproximadamente que paró nos miramos y dijeron “tembló”. La gravedad del hecho hasta ese momento era que cualquiera de los 2 volcanes que hay en la isla podían entrar en erupción como la última vez hacía dos años y ahí sí la cosa era grave. Salí a la ruta a ver como seguía la cosa, como muchos otros vecinos, pero todo ahora estaba calmo. Salvo los pájaros que volaban alborotados por doquier. Fui hasta el hotel, me reencontré con Gus y las empleadas del hotel estaban conmocionadas porque según ella se había movido bastante. Yo contenía mi miedo ante la primera vez que estaba en un terremoto. A los pocos minutos volvió la electricidad, prendieron la radio y pudimos escuchar que el epicentro había sido en las costas del pacífico de Costa Rica y había sido de unos 8 grados. Aliviados de que el peligro no era en la isla, cada uno siguió con sus actividades. Nos íbamos a ir esa mañana, pero Gus quiso prender la moto y lo arrancó, se había quedado sin batería. El dueño del hotel le recomendó un taller a donde podía cargarla y le pasó electricidad para que pudiera arrancar e irse. Yo me quedé en el hotel en un ambiente muy relax escribiendo este blog. Y le avisé a mi familia que ya estábamos en Nicaragua y todo estaba bien porque hasta el domingo que había hablado con ellos estábamos en Costa Rica que era donde fue el epicentro del movimiento sísmico.

Gustavo volvió a eso de las 4pm habiendo podido cargar la batería y decidimos quedarnos un ese día. Gus había intentado sacar plata del cajero pero su tarjeta no lo habilitaba. Almorzamos y me comenta que se había puesto en contacto con Damián, otro motociclista argentino que había llegado a la isla ese día. Revisó por si le había enviado otro mensaje diciéndole dónde se estaba quedando y lo fuimos a buscar. Lo encontramos comiendo un mango al lado de un restaurant ahí mismo en Santo Domingo. Había armado su carpa justo enfrente a la playa del lago. Nos quedamos un rato con él intercambiando experiencias de viaje. Gustavo y Damián ya se habían cruzado en el camino cuando Gustavo estaba bajando solo y pasó por Venezuela. Después lo invitamos si quería venir a tomar el resto de ron que nos había sobrado de la noche anterior. Cuba libre va, cuba libre viene nos fuimos poniendo al día con este aventurero que había cumplido 2 años de viaje en agosto. Por la noche nos dijo si queríamos ir a cenar al restaurant donde le habían dejado armar la carpa porque la condición era que tenía que consumir, pero lamentablemente no lo pudimos acompañar porque no disponíamos de mas efectivo (y en el hotel pagábamos con tarjeta de crédito). Fuimos a recorrer el resto de los restaurantes que aceptaban tarjeta pero todos ya habían cerrado la cocina. Así que nos compramos un paquete de papas fritas en el abarrote y esa fue nuestra cena. Damián nos había dicho que regresaba luego de cenar, pero se largó un chaparrón fuerte por lo que yo pensé que no volvía y me fui a dormir. Finalmente cuando se calmó volvió y se quedaron con Gustavo charlando un rato mas.

Jueves 6 de septiembre. Por suerte la moto arrancó, cargamos las cosas a la moto, pagamos con tarjeta la cuenta del hotel, nos despedimos de Damián y salimos. Fuimos hasta un cajero a sacar plata con mi tarjeta y por suerte pude. Nos subimos al ferry y salimos de la isla.

Una vez que bajamos del ferry continuamos en la Juana hasta la ciudad de Granada, la ciudad colonial más visitada de Nicaragua. Llegamos cerca de las 3pm. Hacía mucho calor. Averiguamos a dónde estaban los bomberos voluntarios y fuimos a preguntar si nos dejaban alojarnos con ellos. Nos dijeron que sí y nos dieron como espacio una habitación llena de botellas de plástico, tierra en el piso, muchísimo calor por el techo de chapa y una hendija que dejaba pasar todo los olores de comida de la cocina que quedaba al lado. Armamos la carpa y salimos a buscar dónde comer. Fuimos hasta el mercado y comimos un menú económico. Después Gustavo fue al mecánico a ver cómo seguía el tema con la batería de la moto y yo fui a caminar por la ciudad y tomar fotos. El atardecer estuvo lleno de tonalidades anaranjadas y rosas. Pasé y entré por un centro cultural a una cuadra de la plaza central. Tenía una muestra fotográfica muy interesante de escritores latinoamericanos. También fui al museo del cacao pero estaba todo en inglés y en su mayoría hablaba de México por lo que salí enseguida. Nos volvimos a encontrar en el cuartel de bomberos y fuimos a la calle principal a tomar unas cervezas en uno de los tantos barcitos que había.

Viernes 7 de septiembre. Despertamos temprano por el calor. Fuimos a desayunar a un café y cuando terminamos Gus se fue al taller mecánico y yo me quedé usando internet. Al rato me pasó a buscar y fuimos hasta el muelle que queda a unos kilómetros del centro. Granada está casi enfrente del lago Nicaragua. Estando todavía  unas cuadras antes de llegar ya nos empezaban a ofrecer las excursiones a las isletas. Pero como desconfiábamos de quienes nos ofrecieran tours en la calle fuimos hasta la entrada del complejo de bares y restaurantes desde donde salen las lanchas. Ahí nos asesoraron para comprar el tour. Salimos en una  lancha sólo nosotros 2 mas el lanchero que hacía también de guía. Estas isletas forman un archipiélago de más de 360 pequeñas islas. Las Isletas se formaron después de la erupción del volcán Mombacho, ubicado en las costas del lago, hace cerca de 4.000 años, cuyos fragmentos fueron enviados al cuerpo de agua en donde hoy reposan y han desarrollado su propio ecosistema.

Además de la explicación geológica de la formación de las islas, básicamente lo que hacen es darte un paseo para conocer las casas de las familias más influyentes de Nicaragua. Y sí, también se aprecia flora y fauna. Cuando terminamos el paseo teníamos que volvernos caminando hasta el centro, hacía un calor… Almorzamos en el restaurant mexicano La Tabaskeña un menú económico

http://www.tripadvisor.es/ShowUserReviews-g580113-d2231194-r140223814-La_Tabaskena-Granada_Granada_Department.html

y después paseamos mirando las artesanías de la plaza. A la nochecita fuimos a un hostel que tenía 2x1 de mojitos. Me tiré en una de las hamacas de la galería y me quedé dormida hasta que se largó a llover fuertemente.

Sábado 8 de septiembre. Estábamos entre quedarnos o irnos pero ya habían dejado de ser graciosas las condiciones higiénicas que había en el cuartel para no pagar alojamiento. Y entre cargar todo para ir a otro lugar por un día o cargar y seguir, decidimos salirnos de Granada. Fuimos hasta la frontera con Honduras.

 

 

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