Estaba en un desayuno con un grupo de gente con la cual tengo relación de trabajo. La conversación poco a poco fue yéndose hacia las diferentes costumbres y usos ecológicos en diversos países.
Una compañera nos contó que al ir a europa notó que la gente en general no se baña tan asiduamente por escasez de agua. Otra comentó que recibió a unos parientes canadienses y que estos se bañaban durante media hora todos los días. Y que al llamarles la atención, ellos respondieron que estaban acostumbrados así porque en Canadá no tienen problemas de agua.
Llegamos a la conclusión de que cada sociedad tiene sus cosas buenas y sus cosas malas.
Fue ahí cuando empecé a reflexionar lo increíblemente egoísta y tonto que es el ser humano (y quienes nos gobiernan y educan). También pensé en esta posición cómoda que toma mucha gente al excusarse con que no les inculcaron cuidar los recursos. Me gusta creer que cada uno de nosotros tiene la capacidad de aprender solo, observando y aprendiendo en general para evolucionar. No es tan difícil de llegar a la conclusión de que los recursos naturales son los mismos para toda la humanidad (agua, energía, gas, etc). Por lo que no deberíamos estar en esta carrera de ver quién consume más para acabarnos los recursos, sino todo lo contrario; deberíamos de tener una consciencia colectiva que resultara mucho más fuerte que la individual. La fuerza unificadora usaría herramientas útiles como internet para comunicar nuestros aprendizajes, y así avanzar más rápido en la urgente necesidad de involucrarnos en el cuidado del medio ambiente.
Es lamentable que no hayamos podido hasta el momento trabajar en equipo. Las regulaciones aún siguen siendo muy pocas y a las escasas iniciativas que se han llegado a un acuerdo no resultan suficientes. Hace exactamente un año en París se realizó el COP 21. Fue el mayor evento de la historia en donde más de cien países llegaron a acuerdos para mitigar el cambio climático. Donald Trump durante su campaña dijo que no pondría en marcha las medidas que le tocaban a Estados Unidos. Este es un ejemplo del individualismo global que existe, siendo que el cambio climático nos afecta a toda la humanidad.
En cuanto al movimiento de slow food se refiere, la consciencia colectiva toca directamente los principios morales de este. Cada país debe de valorar y salvaguardar sus cultivos nativos, el cuidado del terruño, el pago justo a los trabajadores y el cuidado de los recursos naturales. Pero debemos enfrentar la hambruna que se avecina como un problema global.
Si nuestros gobernantes no nos ayudan por diversos motivos, es hora de que usemos nuestra fuerza colectiva. Tenemos una herramienta revolucionaria a la mano y fácil de usar como es la agricultura urbana. Produciendo parte de nuestros alimentos obtenemos soberanía. Y compartiendo el conocimiento todo es mucho más rápido y fácil.
Deseo que todos pasen un excelente domingo. A veces la vorágine de la vida cotidiana no nos lo permite, pero los días relajados son una buena oportunidad para abrir los ojos, ver situaciones e intentar ayudar, aprender o querer cambiar hábitos o costumbres.
Los invito a que nos sigan en Facebook como: Slow Food Mercadito y en Instagram como slowfoodmercadito. Durante la semana vamos publicando artículos interesantes que encontramos y queremos compartir con ustedes.
