Otra vez de vuelta viajando en un bus nocturno durante más de ocho horas para llegar a la capital del país con forma de dragón (eso dicen los vietnamitas...)
Primer engaño: "sí, claro que el autobús los dejará en el centro de Hanoi"
Pues resulta que no. El autobús nos baja a todos al lado de una plaza que resulta estar a más o menos 8 kilómetros del centro. Por supuesto, de nada sirve insistirle al chofer con que tiene que llevarnos al centro, pues simplemente se la suda. Obviamente, hay unos diez motociclistas y otros diez taxistas alrededor tuyo hostigándote con que ellos te llevan por la módica cantidad de diez veces más de lo que sería justo. Al final optamos por irnos en un taxi con taxímetro después de insistirle unas cinco veces con que no se pase de listo y nos lleve dando vueltas por toda la ciudad. El chaval parecía buena onda y nos aseguraba que no teníamos por qué preocuparnos, que nos llevaría directos. Sí sí sí, muy buena onda el chaval hasta que nos damos cuenta de que el taxímetro está más tuneado que nada y resulta que va subiendo la cuenta un dólar por cada 30 segundos que avanzamos, ¡o aunque estemos parados! Pues venga a echarle bronca, decirle que se pasa de listo, que vaya a visitar a su madre y que nos baje a la orden de ya. Y claro, tuvimos que pagarle los 10 dólares que ya llevaba el taxímetro por sólo darle la vuelta a la bendita plaza.
Ya muy enojados, indignados y desconfiados de todo dios decidimos irnos a pie hasta el centro. Pues venga a andar con las mochilongas a pleno solazo durante más o menos una hora. Lo bueno fue que no nos perdimos y llegamos directo y con facilidad a la zona de hoteles del centro.
Segundo timo: según la lonely y booking, las habitaciones cuestan alrededor de 10 dólares.
Te voy a contar qué te dan por diez dólares, y después de una dura negociación para bajar el precio de 20-25 dólares que ellos te dicen: una habitación oscura y de paredes enlamadas, sin ventana ni ventilación ni nada, con una cama que seguro tiene media fauna vietnamita en el colchón, un baño en el que sales más sucio que cuando te metiste a duchar y una tele del año del caldo que ya ni prende. Casualmente, la habitación no tiene nada qué ver con las fotos que ponen en booking...
Pues a ir viendo habitaciones de un hotel a otro, hasta que dimos con una más o menos decente (muy más o menos), cuyo precio inicial de 17 dólares pudimos bajar a 10 dólares con desayuno incluido.
Tercer engaño: "sí, 10 dólares con desayuno incluido"
A la mañana siguiente bajamos temprano para desayunar antes de irnos a Halong Bay, y el chaval con quien negociamos el precio el día anterior nos tiene sentados como tontos durante 15 minutos hasta que nos dice que no habrá desayuno porque es el único trabajador y no puede cocinar porque tiene que estar en la recepción. Como si darnos dos rebanadas de pan, un plátano y café (el desayuno que te dan en los hoteles de Vietnam) necesitara mucho tiempo y grandes dotes culinarias.
Cuarto engaño y el colmo: "tomaron 3 coca-colas del minibar y unos caramelos, lo que suma la módica cantidad extra de 10-12 dólares"
Vale, le pasamos al chaval que no nos de el desayuno, pero nos mantiene el precio de la habitación que nos dio el día anterior y para colmo nos quiere cobrar cosas del minibar que nunca tomamos. Manteniendo la calma, le decimos que no tomamos nada, él insiste, nosotros le decimos que sabe perfectamente que no tomamos nada y que no nos gusta que nos engañen, dice que le hablará al jefe, toma el celular y según le habla al jefe pero alcanzamos a escuchar que habla a un contestador (creo que al número donde pones saldo), se hace tonto, dice que nos tiene que cobrar, decimos que no pagamos, dice que no nos da el pasaporte (porque al hacer el check-in en Vietnam siempre tienes que dejarles tu pasaporte), insistimos en que nos lo de porque estamos perdiendo la paciencia, se pone machito y dice que no, Miguel pierde la paciencia por primera vez en su vida (shock!!!) y se le enfrenta, veo la escena como ver dos gallos de pelea, el chico empuja a Miguel, Miguel lo empuja a él, Miguel trata de abrir el cajón donde están los pasaportes, el chico se interpone, Miguel abre el cajón, el chico le arrebata los pasaportes, grito que llamaré a la policía, el chico grita que les llame a ver a quién le dan la razón (¿a quién va a ser?), Miguel trata de arrebatarle los pasaportes gritando "give me the passports!!!", el chico agarra el teléfono para llamar a no sé quién, le arrebato el teléfono y no lo aviento al suelo porque una sinapsis rápida me dice "te cobrarán también el teléfono", me quedo el teléfono en la mano y le grito no sé qué al chico, el chico me mira con odio y me mantiene así la mirada, yo lo miro y le digo "don't look at me like that", el chico (tembloroso de ira e impotencia) se pone a hacer el recibo y ya no nos cobra las cocas ni los caramelos, el chico le dice a Miguel que se haga para atrás (creo que le tiene miedo), Miguel no se hace para atrás, Miguel saca el dinero y se lo avienta al escritorio, el chico lo mira con odio, le grito "give us the passports now!", me da los pasaportes, se los arrebato, arranco el recibo, lo guardo y nos vamos muy dignos con la adrenalina a tope, y un poco rápido por si llaman a la poli después del pollo que hemos montado...
Hanoi ha sido la peor experiencia de nuestro viaje. Una ciudad sin belleza, llena de timadores y precios altos para los turistas. Una ciudad para nunca volver y a la que le decimos a todo el mundo que no vayan. Hanoi está en mi lista negra.