En un principio no teníamos pensado visitar Hoi An, pero decidimos quedarnos menos tiempo en Nha Trang y explorar esta ciudad tan turística.
Viajamos en el autobús toda la noche y a las 8am estábamos en la estación de Hoi An. Después de evitar a todos los conductores de tuk-tuk y de decirle que no a todas las personas que se congregan en la estación para ofrecerte hospedaje, tomamos la gran decisión de la mañana: ¿derecha o izquierda? Miguel dijo izquierda, a pesar de que la zona de backpackers estaba hacia la derecha, y comenzamos a caminar buscando hospedaje a precio módico. Después de preguntar en un par de hoteles y saber que cobraban más de 25 dólares la noche, seguíamos caminando hacia la izquierda cuando una mujer nos comenzó a llamar desde el otro lado de la calle. Pensé que tal vez nos quería ofrecer hospedaje en alguna de las habitaciones de su casa por algo de dinero y fuimos hacia ella. Nos dijo que podía darnos hospedaje en un hotel cercano, pero le dijimos que nuestro presupuesto máximo era menor a la oferta que nos hacía y aún así aceptó. Me dijo que subiera a su motocicleta y que me llevaría y luego volvería por Miguel, y me llevé la sorpresa del siglo. Me llevó a un hotel súper bonito, con instalaciones de lujo, nuevecito, y resultó que ella y su esposo eran los dueños. La mujer me dejó y volvió en su moto por Miguel mientras yo confirmaba el precio con la recepcionista y no me lo creía, ni Miguel tampoco.
Nos dieron una habitación de lujo con balcón y vistas, minibar, televisión con cable, baño con regadera tipo lluvia, aire acondicionado... vamos, ¡una pasada!
Resulta que el marido de la mujer lleva más de 20 años trabajando en hotelería, y ahora mismo es el gerente de un hotel de lujo en Hoi An, pero ha decidido independizarse y construir su propio hotel, el cual abrieron hace apenas unos meses, dos meses cuando nosotros llegamos. Así es que por ahora están dando precios de regalo para darse a conocer y poder aplicar las tarifas reales cuando los clientes les empiecen a llover.
Nos rentaron bicicletas nuevas a un dólar el día, teníamos acceso a una playa privada y nos cocinaban el desayuno por súper poco dinero. Cada anochecer nos quedábamos hablando con los dueños en el lobby durante horas, y nos contaron sus vidas y cómo han logrado superarse partiendo de raíces muy humildes. Nos contaron cómo se conocieron y cómo es que decidieron abrir su propio hotel, nos pidieron consejo y críticas para mejorar lo que ofrecen al cliente, y hasta nos compraron uno de sus postres favoritos para que lo probáramos y nos recomendaron platillos típicos de la ciudad.
Hoi An es una ciudad sorprendente, con la arquitectura típica del Vietnam antiguo que te transporta al pasado y te embriaga entre sus tiendas de arte y de ropa hecha a medida, los restaurantes repletos de delicias culinarias y los cafés donde no cabe un guiri más. Yo la describiría como una ciudad romántica y una ciudad para disfrutarla con calma. Y así hicimos nosotros, ni siquiera la habíamos puesto en nuestro mapa y terminamos quedándonos varios días.
Hoi An es sin duda la mejor ciudad de Vietnam, y Ruby Villa Homestay el mejor hotel para quedarse.
