Llegar a Pakse no fue fácil, tomando en cuenta que nos fuimos a la estación de autobuses en Tha Khaek antes de medio día porque según había transporte a Pakse cada hora, y resulta que sólo había un autobús por la mañana y otro a las 5 de la tarde. Después de comprobar que no nos estaban tratando de timar y que, efectivamente, no había más remedio que esperarnos hasta las 5 pm y dado que Miguel sentenció que no podía quedarse un día más en un pueblo tan aburrido y sin nada qué ver, tuvimos que estar sentados en la pseudo-estación durante horas, ya que la fuerte lluvia monzónica no nos dio ni opción de pensar en ir a otro lugar. Para colmo, el autobús se retrasó y salimos hasta las 6:30 pm, por lo que llegamos a Pakse a la una de la mañana. ¿A la estación de autobuses? Qué va!!! A media carretera, donde ya nos esperaban unos cuantos tuk-tuks (qué raro!). Pero aunque tratamos de evitar pagar de nueva cuenta este transporte extra, no había ninguna guesthouse a la vista, y estábamos en medio de la nada con muchos perros ladrando en las cercanías. Al final, el pobre tuktukero se ganó cada centavo del dinero que le dimos, pues tuvo que bajarse en cuatro guesthouse distintas a preguntar si había sitio para nosotros, hasta que al final nos acogieron en una. Por suerte y dado que el karma existe, caímos en una habitación decente y en un hotel regentado por gente muy amable.
¿Por qué fuimos a Pakse? Pues por dos razones de peso:
1) Visitar el Bolaven Plateau, la región donde se cultiva el mejor café de Laos, y un lugar asombroso de densa jungla inundada por múltiples cascadas. Es simplemente espectacular (ya lo verán en las fotos).
2) Hacer la Tree Top Explorer Adventure. Y vaya que fue una aventura!!! De lo mejor que hemos vivido en este viaje! Lo mejor que podíamos hacer para quitarnos la espinita de no hacer la Gibbon Experience, y sinceramente creemos que es mucho mejor. No sólo hicimos tirolesas a través de la jungla, sobrevolando cascadas enormes, sino que también hicimos trekking y vía ferrata para llegar hasta la cima de una enorme cascada y tener las mejores vistas del Bolaven Plateau (esto sí que fue genial!). Por no mencionar que dormimos con el arrullo del sonido de la cascada en una casa en los árboles, sino que también nuestro "lounge oficial" quedaba justo en frente de la cascada y siempre había café recién hecho que podías servirte cuantas veces quisieras. Ahh! y la comida que nos dieron tanto en la cena, el desayuno y al medio día, deliciosa!!! Me remito a las fotos y le recomiendo a todo turista en Laos que viva esta experiencia, aún a pesar de que su precio está bien pagado en dólares, puesto que cada dólar será bien desquitado en dos días llenos de aventura, condiciones de seguridad muy bien cuidadas y un equipo de guías nativos de lo más amables y siempre sonrientes, con un buen rollo entre ellos que se contagia al grupo.
En Pakse vivimos la naturaleza increíble de Laos, charlamos con los nativos y con un montón de extranjeros, encontramos buen hospedaje a buen precio, comimos muy bien y bebimos café y té que provenían directamente de las plantaciones que teníamos enfrente. Y aquí fue donde, por fin, Laos nos comenzó a gustar de verdad.