En esta visita aprendimos que no siempre tienes que visitar la capital de un país para visitarlo de verdad. Si bien es cierto que no has estado en Francia sin ver París, o no has estado en Inglaterra si no has visto Londres, la lógica aplica diferente cuando estás en este lado del mundo. Perfectamente se podría decir que lo único en Laos que no es Laos es Vientiane, y perfectamente te lo puedes saltar si vienes de visita a este país (un buen consejo que le doy a cualquiera que planee venir).
Esta capital, como cualquier otra, es cara, muy cara. La comida es cara, el café es caro, el hospedaje es malo y caro.
El río Mekong pasa pasa por aquí, como pasa a lo largo de todo Laos, y sinceramente llama más la atención la ciudad tailandesa que está del otro lado, tan sólo por recordar lo bien que comíamos en Tailandia y lo barato que era todo... (nostalgia).
Hemos colgado algunas fotos de lo más bonito que pudimos captar de la ciudad, pero es eso: lo más bonito. Fuera del arco del triunfo hecho de cemento regalado por los EUA, la estupa dorada gigante que es el ícono de la ciudad, y los pescadores del Mekong, no hay nada más.
Menos mal dimos con una guesthouse súper chula y limpia en la mejor ubicación posible, con desayuno incluído!!! Toda una ganga para los precios cada vez más elevados en Laos que van creciendo a la media de un dólar más cada tres meses. Pero esto no fue suficiente para retenernos aquí, así que tomamos un autobús para iniciar la exploración del sur de Laos.
Destino: Ban Nahin.