Llegamos a la que un día fue "la Meca de los mochileros", y una parada indiscutible en la "Banana Pancake Trail", sólo que ahora este pequeño poblado en Laos está más tranquilo, y casi en quiebra...
Hasta hace menos de un año este destino turístico era el más hablado entre los mochileros más jóvenes y alocados; un sitio sin reglas donde se podía hacer de todo. Un lugar que se desarrolló demasiado rápido y demasiado al gusto del turista, y que pasó de un pueblito de pescadores a orillas del río Nam Song a un puñado de guesthouses con habitaciones baratas, y un puñado más grande de restaurantes centrados en la venta de alcohol y menús basados en platillos con marihuana y hongos alucinógenos. Como en la mayoría de locaciones en Laos, el acceso al opio era más fácil que comprar un buen helado. Para rematar, la gran idea que tuvo un hombre de conseguir cámaras de neumáticos de tráiler para que sus voluntarios occidentales hicieran hacer "tubing" fue el boom que terminó en oleadas de turistas navegando el río, en su mayoría alcoholizados y/o drogados, haciendo tonterías como saltar a zonas poco profundas del río desde plataformas o desde un montículo de piedras hasta que uno que otro terminó desnucado, literalmente.
Afortunadamente, después de un montón de heridos y más de veinte turistas muertos en un año, el gobierno finalmente hizo algo y se cerraron todos los bares situados a orillas del río donde se ofrecían drogas y bebidas de alta graduación alcohólica a menor precio que el agua embotellada. Todos los "happy meals" se quitaron de los menús y se inició una campaña contra el tráfico y consumo de drogas. Ahora, Vang Vieng comienza a ser de nuevo el paraíso que hace años otros mochileros encontraron, donde todavía se ofrece el tubing en cada esquina, pero sólo para admirar la naturaleza y navegar el río tranquilamente.
Nosotros disfrutamos un montón de este poblado, todo rodeado de montañas de piedra caliza y refrescado por el suave andar del río. Visitamos algunas de las tantas cuevas de los alrededores y disfrutamos de unas cuantas horas navengando en kayak mientras llovía suavemente. Lamentablemente, este tipo de turismo parece no atraer tanto a los muchachos desmedidos y muchos mochileros han decidido borrar a la hoy tranquila Vang Vieng de su mapa, por lo que muchos negocios de renta de neumáticos apenas sobreviven, muchos restaurantes han cerrado y los hostales sólo tienen dos o tres habitaciones ocupadas.
A pesar de que algunos se resisten al cambio y aún encuentras borrachos sin camiseta caminando por las calles de un pueblo en el que las personas aún se bañan en los ríos totalmente vestidos, creo que este cambio fue para mejor y que Vang Vieng tiene mucho más para ofrecer al turista que fiestas desmedidas, droga y alcohol.