Según las guías de viaje, uno de los trayectos más bonitos e inolvidables que puedes hacer en el Sureste Asiático es el viaje en bote desde Nong Khiaw hasta Luang Prabang. La triste noticia del 2014: este trayecto no se puede hacer más. Resulta que los chinos han construído un dique, que según se dice traerá problemas de inundación a muchos poblados cercanos cuyos habitantes tendrán que irse a otro sitio, algunos peces endémicos no pueden migrar para reproducirse por lo que los pescadores se verán afectados y las familias que vivían de transportar a los turistas en bote se han quedado sin trabajo... El precio de poner tu desarrollo en manos de extranjeros.
Pero bueno, a lo que íbamos. Luang Prabang es una ciudad inolvidable, romántica y única. Es una mezcla tranquila entre la espiritualidad del budismo y el recuerdo del protectorado francés, todo concentrado en una península entre dos ríos. La ciudad es una colección de templos, entre los que impera That Chomsi desde una cima de 100 metros de altura y a la que fuimos para ver el atardecer, junto con otros 50 turistas (tomen en cuenta que es temporada baja).
También contaré el lado malo de la historia, y es que el hospedaje y la comida son carísimos (tomando en cuenta que estamos en un país en vías de desarrollo). Pero como ya no somos unos novatos, dimos con un hotelito muy chulo con habitaciones impecables a un muy buen precio, y todos los días comimos en el mercado o en puestecitos de la calle, y la mar de bien! Nos hicimos amigos de la mujer que atendía un puesto de sandwiches y batidos de fruta al que íbamos dos veces al día por delicias tales como sandwich de pollo, tocino, queso y aguacate, shake de manzana con limón y gengibre, o la bautizada por Miguel como "la bombita": shake de plátano, galletas oreo y medio litro de café bien cargado.
Hablando de los alrededores, una visita imprescindible es Tat Kuang Si, unas cascadas situadas en un parque a 32km de Luang Prabang que forman piscinas naturales transparentes con fondos verde-azules en las que puedes nadar con los pececillos, y donde también hay un centro de protección y rehabilitación para los osos asiáticos rescatados de manos de comerciantes ilegales.
Después de visitar durante tres noches seguidas el mercado nocturno de artesanías de la tribu Hmong y despedirnos de nuestra amiga del puesto de batidos y sandwiches, nos fuimos en minivan con distino a Vang Vieng.
