Dicen las guías de la Lonely que Ko Pha-Ngan le deja una marca en la piel a todo mochilero, y en nuestro caso esas marcas son un raspón en la pierna de Miguel y otro en mi brazo producto de una caída en la moto que alquilamos. Pero TRANQUILIDAD para todos aquellos que tienden a preocuparse, que lo bueno de ir con precaución, a baja velocidad y con el casco puesto es que una caída como la nuestra sólo deja rasguños, la preocupación adrenalínica que hace que te levantes de golpe sólo pensando "¿cuántos me habrán visto?" ("qué oso", diríamos en México), y unos rasponcillos insignificantes en la moto... El problema: esos rasponcillos cuestan un PASTÓN cuando regresas la moto al sitio donde la alquilaste.
Después de indagar en internet y preguntar aquí y allá supimos que lo mejor es ir a cambiarle a la moto las piezas dañadas antes de ir a entregarla, aunque sólo sea por un pequeño e ínfimo rasguño. Así que llegamos al taller de motos más "grande" de la isla y dos chavales menores de edad le cambiaron en 20 minutos 5 piezas de plástico a la moto por 60 euricos (el raspón de la palanquilla del freno de la moto lo pintamos con un plumón permanente negro y asunto arreglado). La pieza del frente no se puede cambiar porque tiene la calcomanía con el teléfono del negocio donde la alquilas. Ingenuamente pensamos que no habría problema, pues sólo tenía tocadillo uno de los stickers del lado, pero resulta que la dueña del negocio nos pidió cien euros por este ínfimo daño.
Después de una discusión ardua con varios acalorados "Are you crazy???" entre medio, decidimos no pagar la desorbitada cantidad sin importarnos dejar el pasaporte de Miguel que tenían por depósito y nos fuimos a Ko Samui, así sin más (y sigo siendo el rey dice la canción). Ingenuamente creíamos que se puede tramitar rápidamente otro pasaporte en la embajada española en Bangkok, pero esto sólo aplica para un pasaporte de emergencia para poder salir del país donde estás, pero si quieres un pasaporte ordinario que te permita seguir viajando, el trámite dura entre dos o tres semanas... Upss!
Cuando supimos esto al día siguiente no nos quedó más que llamar por teléfono a la mujer de las motos, decirle que le pagaríamos su dinero, comprar un billete de ida y vuelta para que Miguel pudiese regresar a Ko Pha-Ngan y hacer el intercambio "cien euros por mi pasaporte" y pudiese volver a Ko Samui para seguir disfrutando del viaje.
Moraleja, no te caigas de la moto.