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Las andanzas de Nortina Aventuras y desventuras de una nueva vegana

Working holiday visa: de Canadá con amor

CHILE | Saturday, 17 March 2018 | Views [724] | Comments [7]

A pocos días de celebrar veganamente las fiestas patrias del 2017, recibí una invitación del Departamento de Migraciones de Canadá para postular a una de sus tantas visas: la Working holiday. Yo ni me acordaba de que me había inscrito en algo así (el sorteo virtual para conseguir una posible visa) y me tomó totalmente de sorpresa. De hecho, en un mes más partía de viaje y se trataba de un periplo largo que comenzaba en Colombia y seguía hacia el norte, con el objeto de conocer lo bueno y lo malo de mis compañeros de continente, abaratando costos a través de la modalidad Work away y Help exchange (trabajo voluntario a cambio de alojamiento gratuito). Pero esa invitación lo cambió todo. Nica le decía que no a Canadá, por lo que tuve que hacer modificaciones en tiempo record: solo visitaría Colombia por tres meses y regresaría a Chile antes de navidad, para en un tiempito más ir a Montreal. ¡Ja!, dijo el destino. 

 Por haber vivido en varios países por más de seis meses, Migraciones me exigió presentar más papeles que la xuxa, siendo el mayor de los cachos -creía en ese momento- el certificado de antecedentes penales de Irlanda, Australia y Perú. Lo peor vino después: los exámenes médicos. Debido a mi estadía en Perú, tuve que viajar obligatoriamente a Santiago para que una médico me atendiera y revisara mi cuerpecito (me dieron tres opciones para elegir facultativo). Me pidió examen de orina completa y sangre (sífilis, gonorrea, hemograma, VIH) y rayos X de tórax. Con los primeros, tudo bem. Con el último, también. Eso yo pensaba. Me fui de viaje a Colombia y luego de diez días de haber llegado recibí un correo de los canadienses contándome que tenía que nuevamente someterme a exámenes médicos en un plazo X. Si bien sabía que existía esa posibilidad, creí que no sucedería. ¿Qué pasó? Que la radiografía de tórax y scanner mostraron que en mi bello pulmón izquierdo había una pequeña opacidad que, si bien tenía toda la pinta de tratarse de una cicatriz dejada por una neumonía del pasado, debía ser descartada como otra cosa, por ejemplo, cáncer o… Sigan leyendo, mejor.

Cuando regresé a Santiago desde Colombia (un mes y medio antes de lo originalmente planeado y toda cagada producto del asalto), me atendí con la misma médico y debido a que la segunda radiografía y scanner tomados revelaron que la opacidad seguía allí y que no se había achicado ni un poquito, me derivaron con una especialista bronco-pulmonar que me revisó completita, unas pocas semanas después. El examen físico salió ok, estaba sana, con pulmones fuertes y todo tiqui taca. Sin embargo, se hizo de todos modos necesario realizar un examen de sangre carísimo que me permitiría saber de una vez por todas qué mierda era esa mancha, pues cabía la posibilidad de que fuese algo infeccioso. Me lo tomaron y el resultado me dejó he-la-da: bacilo de Koch, presente.

Sí, amiguitos, tengo tuberculosis (denle play ahora al video, escuchen la canción mientras leen). Y es un caso bien especial, porque todas las baciloscopías tomadas antes de ese examen salieron negativas y mis pulmones están realmente sanos. En otras palabras, sin ese examen de sangre (QuantiFERON-TB gold plus) ni me entero. Afortunadamente, soy una tuberculosa asintomática (cero síntomas) y sin foco infeccioso (no contagio, phew). Pero eso no me exoneró del tratamiento. En el hospital, me atendió el especialista mandamás del programa contra la TBC y me dijo: “ya sabes que te debes quedar en el país y tratarte como una paciente más, tomándote todos los medicamentos”. Ay, era como para no creerlo. Bienvenidos a mi vida: isoniazida, rifampicina, etambutol y pirazinamida, de lunes a viernes, por más de dos meses y de manera supervisada. Pues sí, queridos fans, tengo que ir al consultorio y tomarme las pastillas delante del personal médico. Además, controlarme mes a mes con el médico del consultorio y del hospital regional junto con baciloscopías y hemogramas mensuales. Ahí sigo, a punto de completar la fase uno del programa. ¡Falta poquito! Luego viene la fase dos, donde me darán solo rifampicina e isoniazida (son 10 pastillas por cada día, pero solo tres días a la semana durante cuatro meses). 

Amiguitos, no se preocupen por mí que estoy bien, de hecho siempre lo estuve. La diferencia es que ahora la bacteria que habita en mi organismo -y que seguramente se despertó al verse rodeada de matones que se la querían echar (entiéndase: isoniazida, rifampicina, etambutol y pirazinamida)- no tiene más opción que entregarse y despedirse. Si bien no alcanzó a hacer de las suyas en my body, de todos modos está ahí y de no haber sido por las exigencias médicas del Departamento de Migraciones de Canadá y del buen ojo de las médicos que me atendieron, podría haber pasado lo siguiente conmigo: 1. La vida continuaba sin presentar ningún síntoma ni desarrollar la enfermedad nunca jamás. 2. El bicho culeco despertaba al poco tiempo y me habría hecho mierda el pulmón izquierdo, luego el derecho o cualquier otro órgano y quién sabe a cuántas personas habría contagiado (en caso de ser TB pulmonar) (El bacilo de Koch puede alojarse en la piel, ojos, senos, pulmones, estómago, útero, riñones, etc., da igual, pues allí donde se sienta más cómodo y tranquilito se pondrá a descansar y luego a cenar). 

El 23 de marzo es el día internacional de la tuberculosis y yo, la paciente estrella, daré un discurso en el acto oficial de mi querido consultorio. Todos me conocen o saben de mí y de mi historia, que es rara y bien particular como “El Curioso caso de Benjamin Button”, versión tuberculosa. Me dieron solo cinco minutos para explayarme. ¡Qué penita! Tenía preparado un discurso de veinte minutos que prometía drama y risas, introspección y aprendizaje. No queda otra que editarlo aunque sin sacrificar el impacto emotivo de mis palabras. 

En definitiva, no todo ha sido tan malo. No puedo negar que las pastillas han tenido efectos secundarios que me hicieron sentir como la mierda, luego bien, luego como la mierda de nuevo y ahora, POR FIN, bien (aunque aún ando piticiega por culpa de la rifampizina y con la piel con manchas, arrugas y acné a causa de la pirazinamida), pero esta enfermedad me está enseñando muchas cosas, aunque cuesta verlo así en un comienzo. He aprendido, y sigo aprendiendo, a ser paciente y agradecida de corazón, a entregarse por completo y ser optimista, porque cada nuevo día, cada nueva dosis tomada significa vida y salud. El tratamiento no me está privando de nada, al contrario, me está curando y me permitirá, en un futuro muy cercano, vivir en Canadá (Dios mediante) y en los otros tres países que tengo en la mira: Hungría, Grecia y Nueva Zelanda. Y lo más bacán de todo es que estoy metida en un proyecto que cambiará mi existencia en la Tierra. No puedo contarles nada aún, así que los muy sapos tendrán que morir de curiosidad.

Fans queridos, solo puedo agregar que aunque de momento esté toda tísica, mi fe y positivismo no han mermado ni mermarán. El muy mardito bacilo podrá tenerme de momento en sus manos, pero no me bacilará. No se lo permito. Al contrario, solo me está haciendo más fuerte. Porque como dijo el Dúo Dinámico: "resistiré, para seguir viviendo, soportaré los golpes y jamás me rendiré. Y aunque los sueños se me rompan en pedazos resistiré, resistiré".

Tags: canada, tuberculosis

Comments

1

Claramente algo está fallando en el protocolo chileno para detectar la TBC. Menos mal que ocurrió lo que considero que es un milagro porque si no hubiese ocurrido lo de la visa... ¡uf! Sigue con esa actitud positiva y abrazando la vida.

  Dani Mar 17, 2018 6:59 AM

2

Gracias, Chiki, TQM.

  nortina Mar 17, 2018 8:10 AM

3

De igual forma danos el discurso completito de 20 min... Na' q ver perdernoslo! :P

  Mac Mar 18, 2018 12:17 AM

4

que lindo como narras,tu historia lo cuentas de una forma tan divertida que le quitas dramatismo a la enfermedad, me llena el corazón tu fé en Dios y tu positivismo, sigue adelante que pronto nos estarás escribiendo desde Canada.

  ercira Mar 18, 2018 5:20 AM

5

No lo puedo creer! Eres una mujer muy fuerte y saldrás de esta pronto. Un abrazo. Te escribo un mail para hablar más en detalle 😙

  Marice Mar 18, 2018 2:05 PM

6

PINCHES CABRONAS RIFAMPIZINA Y PIRAZINAMIDA: DEJEN TRANQUILA A LA NORTINA MÁS SUFRIDA DEL ORBE!!!
Amiguita, sigue tu tratamiento al pie de la letra. Canadá te espera con los brazos abiertos, todos apoyamos tus deseos de llegar a las tierras del Último Mohicano!!
Mil Bendiciones!!!

  wilder Mar 20, 2018 1:20 AM

7

Gracias a todos por sus comentarios. Pues no queda de otra, tengo que echarle p'alante. Si bien hay días en que no quiero tomar más pastillas y se me hace eterno todo, sé que esto me está sanando y que es por mi bien, por mi bienestar. Así que ¡ánimo para mí!

  nortina Mar 20, 2018 3:28 AM

 

 

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