Luego de desayunar, salí por el Camino que mé llevó por todos los sitios históricos de Sarria. Temprano agradecí tener mis palos, tener analgésicos y los parches que me compré en Walgreens, porque la bajada del Cementerio de Sarria me jodió la rodilla. Caminé coja los 12 kilómetros. Amenazó lluvia, pero solo lloviznó, por lo que solo me puse la capa superior. Encontré en el piso unas manzanas y recogí dos, una me la comí y guarde la otra. Más adelante un burro vino a saludarme y le di la manzana. Sospecho que está acostumbrado a recibir treats de los peregrinos. El día fue malo porque encima del dolor de rodilla me equivoqué y llegué a Casa Morgade pensando que allí era mi hostal, pero las amables señoras me dijeron que no, me dejaron sentar y llamaron a Casa Caxigueira, que había pasado. No leí que, llegado a Miradir de Brea, debía llamar para que me recogieran porque está alejada del Camino. Mejor fue así porque mi teléfono no estaba funcionando, algo que me tomó varias llamadas a T Movule porque allí tampoco sabían cómo resolverme. El taxista que me recogió fue un amor y la señora que me recibió, otro. Me dirigió al apartamento donde dormiría. El frío por poco me mata!! Me di masajes en la rodilla (cargué un instrumento pequeñito), pero supe que tendría problemas durante todo el Camino. El internet no llegaba al apartamento, así que me senté en un salón Con chimenea que me prendieron. Cené sopa, pescado, papas y un postre hecho por el nieto de la señora. Regresé al apartamento y la señora me enseñó cómo recibir más calor del sistema.
