Se acabó Bolivia, llegué a Perú. Son países en muchos aspectos similares pero a su vez diferentes. Se nota en la gente, más abierta, se nota en la altura -Bolivia es más homogéneo, más altiplánico-, se nota en los precios...
Llevo tiempo sin actualizar y es porque durante alrededor de una semana han venido a Perú mi hermano y Elena y hemos llevado un ritmo bastante frenético, así que ahora toca recuperar el trabajo atrasado. También he estado viajando desde la isla del Sol, en mayor o menor medida, con un grupo muy majo de (sobre todo) catalanes, aún estoy con ellos hoy por hoy, mientras que mi hermano y Elena ya se fueron.
Han pasado dos años desde que viniéramos los hermanos por primera vez a Perú, esta vez he entrado al país por Puno desde Copacabana, en Bolivia, y desde ahí fuí hasta Arequipa, ciudad que no conocimos hace dos años y donde debía reunirme con ellos dos. Por motivos climatológicos llegaron un día más tarde desde Lima, había tal niebla que su avión no pudo aterrizar y tuvieron que regresar a la capital peruana. La verdad es que el clima no acompaña mucho, estamos en estación lluviosa y se nota; de hecho todo el color negruzco que me dio Brasil ha sido totalmente pulverizado este último mes viajando por Bolivia y Perú: hace fresco, llueve y no se ve el sol demasiado.
En Arequipa nos reunimos, agradecí por fin el bajar del umbral de los 4000 metros; la verdad es que la Ciudad Blanca, como es llamada por sus innumerables construcciones en "sillar", es bastante bonita y tranquila, sobre todo teniendo en cuenta que es la segunda ciudad de Perú y comparándola con Lima, que es un desastre... Aprovechamos unos días para verla y luego hicimos un tour de un par de días por el cañón del Colca, el segundo cañón más profundo del mundo con 3250 metros de profundidad, para llegar aquí hay que pasar un puerto a 4900 metros de altura. Queríamos ver condores pero no fue posible, una vez más el clima no acompañó.
Y bueno, he dejado de perder tantas cosas y pasar tantas calamidades, al menos por ahora (estas cosas es mejor ni decirlas). Aunque aún ayer volví a olvidar otra toalla más, llevo perdidas ya cinco desde que empecé en Noviembre. Y esto que no lo lea mi madre (tápate los ojos), pero el otro día me pesé y peso 7 kilos menos que cuando salí de Madrid, de 82 a 75. El ritmo no perdona!
En unos días escribiré otro capítulo, acerca de Machu Pichu y Cuzco, donde estoy ahora con los catalanes y desde donde todavía no se cuando me iré, esta ciudad engancha. Pero vayamos poco a poco y sin estrés, si me sobra algo es tiempo y Machu Pichu se merece un capítulo único.