Feliz anho a todos!
Realmente estoy escribiendo desde Brazil; ya sabeis, bonitas playas, caipirinhas, sol... una agonía en todos los sentidos... así que de ahí las ‘nh’ extranhas que léeis.
El caso es que llevo esto muy retrasado, muy muy retrasado, y en este breve capítulo voy a hacer un pequenho viaje al pasado y hablaros de mis días en Buenos Aires y mi breve estancia en Montevideo.
Disfruté mucho Buenos Aires, realmente mucho, es una ciudad para disfrutarla. Trabajé en un hostel más de una semana sirviendo desayunos a cambio de una cama gratis y, bueno, malviví durante ese tiempo, durmiendo poco, trabajando por la manhana, saliendo mucho... pero lo pasé genial, la verdad.
Y estuve un día, un único y miserable día en Montevideo. Lo planifiqué para que fuera más, pero ya se sabe cómo son los planes y más conmigo, así que se quedó en un sólo día finalmente. Lo planifiqué mal, vamos... Pero bueno, me dio para llevarme una muy buena impresión de la ciudad; es una ciudad a la que le cogería carinho de tener más tiempo, estoy seguro, muy tranquila pero interesante a la vez... otra vez será.
Y de Buenos Aires poco más, que ya me fui, me costó irme pero me fui, y ese tiempo me dejó allí buena gente como Gastón del hostel, Prit el inglés, las chicas brasileiras con las que salimos alguna noche, Juan Pablo que seguí quedando con él, o Angie, una chica majísima que se portó excelente conmigo y me invitó a pasar Nochevieja tras tener que volver de Montevideo. Volveré a Buenos Aires algún día, es una ciudad para volver.
Después de este pequenho tostón que os he dado hablaré de Iguazú en el próximo capítulo, sólo diré por ahora que es uno de los sitios naturales mas impresionantes que he visto en mi vida. Allí me reuní con Ziortza, que será mi companhera de viaje por más de dos semanas, y recorreremos en este tiempo el sureste de Brasil, aún no está muy claro qué.
Sed buenos y a jugar con los regalos de Reyes!