Salimos el día 5 de septiembre de
Madrid en vuelo a Edimburgo para hacer una noche en esa ciudad y coger el
autobús al día siguiente hacia Aberdeen. El tren costaba 40 libras por persona
y el autobús 26 libras los dos, la frecuencia era similar y el tiempo de
recorrido unas tres horas en ambos, así que cogimos el autobús a las dos de la
tarde para llegar a Aberdeen sobre las cinco y enlazar con el ferry que sale a
las siete de la tarde y llega a las siete de la mañana a Lerwick. El precio fue
de 28 libras por persona y trayecto en butacas reclinables, similares a las de
los aviones en clase turista.
A la llegada a Lerwick nos fuimos
al hostelling de la ciudad (33 libras por una habitación de dos camas), un
sitio totalmente recomendable, limpio, nuevo y con personal que te ayuda en
todo lo posible. La ciudad es pequeña pero acogedora, con una cafetería estupenda (Café Pettit Perrie) que prepara unos scones deliciosos. Tiene un
museo principal de las islas bastante interesante junto al puerto, una
fortaleza al lado de la bahía, un Böd (antiguos refugios de pescadores) y un
broch (antiguas fortalezas celtas de defensa) bastante bien conservado.
En Lerwick es el único sitio con
posibilidad de alquilar bicicletas y coches, así que uno de los días alquilamos
unas bicis y cruzamos a la isla de Bressay en ferry para recorrerla desde su
parte norte hasta el faro que marca la entrada en la bahía de Lerwick.
El transporte en autobús es
suficiente para recorrer las islas. Desde la capital cogimos un autobús para ir
a la parte más meridional de las islas y visitar Sumburgh Head, una reserva de
aves junto a un faro en el sur. El tiempo de trayecto fue de 20 minutos.
Hacia la parte Oeste fuimos a
Scalloway (unos diez minutos en autobús) donde se puede ver un castillo
bastante bien conservado y cruzar hacía la isla de Burra para visitar la granja
Burland. Esta granja está abierta al público y la dueña es una mujer de mediana
edad muy agradable con la que puedes charlar sobre la vida en la granja. Es una
magnífica oportunidad para ver juntos a la mayoría de animales que habitan en
las islas. Hay ovejas, vacas, cerdos, ponies únicos de estas islas, etc. En la
entrada hay un pequeño edificio en el que puedes coger comida y dar de comer a
las aves de corral.
Para ir hacia el norte, a la isla
de Unst, cogimos un autobús en Lerwick a las siete de la mañana que va
enlazando con los feries y distintos autobuses hasta la llegada a la isla más
septentrional después de dos horas y media de viaje. En esta zona se encuentra
la reserva de Hermaness con unos acantilados impresionantes en medio de un
fiordo que desemboca en una playa de arena blanca. Nos alojamos en el complejo
Saxa Vord, el único disponible en la zona, bastante aislado (la tienda más cercana
está a cuatro kilómetros) pero recomendable pudiendo llevar la comida y
prepararla en la cocina de la que disponen, ya que aquí los precios suben
bastante en el restaurante que disponen. Como anécdota decir que el día que
fuimos a ver la reserva natural nos equivocamos y una chica nos acercó con su
coche hasta la misma entrada, algo habitual en esta parte de las islas debido
al aislamiento y la generosidad de sus gentes.
Islas totalmente recomendables
para pasar unos días aislados en una zona poco turística, pero con una
información muchísimo mejor que la que podamos disponer en países turísiticos
como el nuestro (la oficina de información de turismo en Lerwick sería la
envidia de muchas oficinas en España), andar por parajes naturales sin nadie a
tu alrededor y a la vuelta a Lerwick posibilidad de tomarte unas pintas en
alguno de los pubs de la ciudad. El clima es duro, mucho viento algunos días,
pero con días soleados y sin lluvia entre los meses de mayo y septiembre, el
resto del año cierran bastantes alojamientos por lo que es mejor preguntar
antes de sacar los billetes de avión o
barco.