COPLASDEKAPLAN

Aunque en el mapa aparezca como Saña, en realidad este pueblito al este de Chiclayo se llama Zaña. La pronunciación que acá en Sudamérica hacen del sonido "ce"es la que crea este tipo de confusiones, como habréis observado en alguna de las fotos de este blog.

Me habían hablado del peligro de los perros, la mayoría portadores de la rabia, en los suburbios y pueblitos de Bolivia. En Perú también vi jaurías de ellos en muchos lugares, pero ha sido casi saliendo de este país cuando he tenido mi único encontronazo con estos mal llamados a veces "amigos del hombre".

Fundado por españoles como Villa Santiago de Miraflores de Zaña, se establecieron en ella gran número de religiosos, por lo que se pueden visitar aquí ruinas de un importante monasterio de la época y tres iglesias, situadas todas en lugares estratégicos y de gran valor paisajístico. Yo por desgracia no puede conocerlos en su totalidad.

Las fotos que podéis ver en la galeria de "Chiclayo y alrededores" pertenecen al Monasterio de San Agustín y a la Iglesia de la Merced. El día era soleado y en el monasterio tome unas bonitas fotos, aprovechando el contraste entre lo plano del cielo y los claroscuros de las ruinas, encaladas hacía bien poco para dar un aspecto quizá de limpieza.

La Iglesia de la Merced, como podréis observar, no tenía mucho que ver, aunque siempre me han gustado las fotos de muros con ventanas en las que se ve el cielo; y la de San Francisco estaba en un abandono total. Fue al visitar, o mejor dicho intentar visitar, la Iglesia Matriz, cuando unos gigantescos perros, o al menos así el miedo me hizo verlos, me salieron al paso mostrando esas fauces bien ensalivadas y ladrando muy cerquita de mis tobillos. Uno de ellos incluso parecia de esas razas de nombre alemám ya de por sí violento, tipo "grrrffggsshhhausen". O eso me pareció observar mientras les decia "sssshhhhhhh" (esto no es alemán) como intentando hacerlos callar.

Todo lo que nos hayan contado nuestros amigos especializados en perros (quien más y quien menos tiene algún fiebre del mundo canino) se olvida en estos momento en favor del ya citado "pies para que os quiero". Así que en cuanto los ruve un poco lejos, me esfumé de allí lo mas rápido que pude, y sólo me senti seguro en el calor axfisiante y netamente humano (lo digo más bien por el aroma) de la primera y apretadita combi que encontré con dirección a Chiclayo. Por eso no me extrañó luego encontrar el nombre de este pueblo con "S" en vez de "Z", ya que yo sufrí en mi propio ser la saña de algunos de sus "habitantes". Y perdonad que me ponga épico al describirlo. Será por el ilustre pasado colonial de esta villa que me tomé la licencia (joder!!! ya estoy otra vez. Me marcho!!!).