Ha sido una visita rápida a Riga. Ya con bastante frio (2 de octubre, y cero grados de mínima)
La ciudad da para un día y poco más. Varias catedrales, museos, fachadas de casas y mucha cerveza. Todo muy nórdico y tranquilo, y caro. No sabemos si alguna vez volveremos aquí, aunque posiblemente no.
Quizás lo más interesantes, cinco hangares enormes procedentes de antiguos garajes de zeppelines, y cada uno dedicada a una especialidad culinaria: carnes, frutas, pescados frescos y ahumados, ropas feas ...