José y Josefina
Un poco más de surrealismo para el pastel. Salimos de Zipolite rumbo a Chiapas. En concreto Salinas Cruz. En Huatulco (resort hotelero) nos atascamos y esperamos horas bajo un calor sofocante a alguién que nos diera "ride". Parecia imposible hasta que se paró una pickup. Conducía una pareja de mexicanos. Nos comentaron que iban a ver unas casacadas selva adentro. Nos miramos. Que carajo, nos apuntamos.
En la parte de atras de la pickup hicimos 20 minutos de carretera asfaltado, de pronto giro a la izquierda y empizan las cuestas y el camino de cabras. Todo ser humano con que uno se cruza en una carretera sin asfaltar en la selva lleva un machete de un metro en la mano. Uno de esos tipos nos dijo que eran tres horas hasta las cascadas. Pues bueno, sigamos.
Paso mucho tiempo, y en la parte de atrás de la pickup nuestros nervios aumentaban. ¿Quienes serán estos tipos que nos llevan? Finalmente llegamos a un pueblo. Era casi de noche, así que todos nos quedamos a dormir donde buenamente pudimos. A la mañana encontramos las cascadas, bucólicas con cuerdas colgando frente a la catarata para hacer el tarzán. Fue muy divertido.
Tras todo el día entre esas cascadas (Llano Grande) y otras (cascadas mágicas de Cipolatillia). Por fin me acerque a nuestros conductores, con los que llevabamos mas de 24 horas y les pregunte por su nombre. José y Josefina. Estupendo. Cinco horas después del último baño nos dejaron en el mismo cruce de Huatulco que tanto nos había costado dejar. Que carajo. Autobús y a Salinas Cruz.
