Salinas Cruz
Salinas Cruz debe ser uno de esos sitios que pueden catalogarse como lo mas hondo del pozo. Bueno, habrá sitios peores, aquí por lo menos hay un Burger King. Gente normal por la calle nos pedía dinero sin venir a cuento, y no había un solo bar que no fuese un prostíbulo. Además está en pleno Istmo de Tehuantepec. Unos tormentones impresionantes pasaban a saludar de vez en cuando.
El tipo del hotel donde nos quedamos tampoco ayudaba a crearnos mejor sensación. Paso la noche en vela con un machete al alcance de la mano. Un cartel en la habitación recordaba que no estaba permitido quemar las cortinas ni escupir en las paredes. Cada persona a la que preguntamos por algún pueblito cercano, nos contaba algo morbido sobre el número de trocitos en que volvieron los últimos mochileros. Conclusión, telón. Nos vamos.
Un autobús nos dejo en Tehuantepec, y eso que al principio insistí en comprar los billetes para Teotihuacan (a unos 1000 kilómetros de Salinas Cruz). Estos nombres mesoamericanos me van a dejar pajarito. Única nota a mencionar de Tehuantepec fue la rápida decisión de irnos a Tuxtla Gutierrez en Chiapas, y descubrir que los autobuses a 100 pesos van vacios y los climatizados a 200 pesos van llenos. ¿No era esta una zona tercermundista? Bueno, no soy quien para juzgar, pero me voy en el de 100 pesos.
El autobús se estropeo a los veinte minutos. Otro venía en camino al parecer, pero hubo que esperar un buen rato. Al final llegamos a Tuxtla a las 22:30, una faena cuando uno quiere encontrar hotel. Sin embargo ibamos a descubrir que Tuxtla Gutierrez, y Chiapas en general es un lugar increiblemente hospitalario.
