16 horas en tren y por fin llegamos a Chendu. En principio el unico proposito de nuestra parada en chendu era la visita a la reserva de los Pandas. Pero la ciudad nos sorprendio.
En la reserva la suerte no nos acompano. Desgraciadamente la mayoria de los pandas estaban durmiendo en sus casa acondicionadas con aire y comida para luchar contra el calor. Aun asi, pudimos ver en libertad a los pandas rojos y algun que otro panda de los de toda la vida. Tambien visitamos el centro de crianza, donde pudimos ver lo pequenos q son al nacer y la suerte que tienen las hembras. Como Gabriela dice, ya querrian las mujeres parir algo tan pequenos. Y es que no se explica como algo tan pequeno puede llegar a ser un oso grande y peludo. El parto debe ser como un pedo. Vimos mierda de oso mas grande que una cria.
Al margen de los panda, habria que destacar el barrio donde nos quedamos a dormir. Un barrio clasico repleto de casas de te, un templo y un mercado de artesania. Un ambiente muy tranqulito.
(Bernardo) Pero sin duda lo mejor fue el museo de Mao. Despues de sufrir un ataque de un chiguagua que incluso alcanzo a morderme la pierna ( lo primero qe se me paso por la mente fue cazar el puto perrito y llevarmelo al hospital, afortunadamente solo me penizco la pierna y no me clavo los dientes), conseguimos llegar al museo de Mao. Museo por llamarlo de alguna forma. Era una chabola en mitad de un barrio perdido donde vivia una pareja de viejecitos obsesionados con Mao, que habian ido recolectando fotos y demas suvenirs de Mao. El museo no tenia mas de 10 metros cuadradados , pero en el podrias encontrar todo tipo de cosas relacionadas con Mao, todo ello entre telaranas, un gato y los dos viejos tomando sopa.
