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COPLASDEKAPLAN

El Tío

BOLIVIA | Sunday, 5 April 2009 | Views [1145]

A veces hay que tragar y tomar un trip de estos con guía y todo, tipo turista con camisa de flores, para poder conocer realidades, lugares, que de otro modo se harían imposibles. Es lo que sucede en Potosí, donde el unico modo de conocer el trabajo de los mineros es contratar un guía que antes lo fue y pasar por todas las etapas que el propone, parafernalias incluidas.

Potosí esta a mas de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Hasta que no llevas al menos dos días allí se hace difícil respirar, y al más  mínimo esfuerzo comienzas a sufrir una especie de mareos leves. El insomnio es otro de los sintomas y, para algunas personas no acostumbradas a los cambios de altitud o que han llegado de golpe de algun lugar mucho más bajo, es normal tener vómitos e insuficiencias respiratorias. Tanto es así que el club de fútbol de esta ciudad, el Real Potosí, no puede participar en competiciones oficiales fuera de Bolivia, dado que la FIFA prohibe jugar a mas de 2.700 metros, a excepción hecha de la Seleccion Boliviana, que goza de un permiso especial para jugar en La Paz, a 3.600 metros de altitud (que se lo digan a los argentinitos de Maradona!!!).

Salí a las nueve de la mañana de la plaza central de Potosí en un micro hacia la cooperativa de mineros, acompañado por una troupe que, aunque variopinta, resultó ser de lo mas agradable y divertida. Lease: Un finlandés, una argentina, tres franceses y un israelí (que por aquí hay muchísimos y cuyo lema es: lo que sucede en Sudamérica, se queda en Sudamérica) y un servidor que todavia no ha encontrado patria.

Los mineros son gente maja, pero hay que llevarles regalitos para que se muestren receptivos y detengan unos minutos su dura jornada (a veces 18 horas) para contarnos cómo trabajan, cuánto obtienen de beneficio y cómo ha sido su vida en general, mientras aprovechan para cambiar la generosa dosis de hojas de coca que cargan a un lado de su boca (cuando ves a varios juntos parece que estas en la cola del dentista). Dinamita, hojas de coca, cigarillos y yogures para los niños son los obsequios más apreciados.

Los beneficios obtenidos son mínimos, dada la escasez del metal mas valioso aqui, la plata (nos la llevamos toda los españoles), y la poca capacidad para procesar los minerales obtenidos, que hace que haya que vender mas barato a empresas que se ocupan del refinado en otros paises. El litio, mineral muy valorado ahora en la fabricacion de baterias y pantallas, todavía no se extrae ni se exporta. habría que preguntarle al señor Evo Morales por qué.

Tras ver el show de Roberto, un loco minero retirado que hace ahora de guia y que tiene un solo hijo, llamado sorprendentemente Leonardo Da Vinci (si, habéis leído bien), y asistir a su demostracion de como se hace estallar una buena carga de dinamita, entramos en la mina. La atmosfera es irrespirable y todo esta cubierto de un polvo amarillento que nos dicen que es arsénico.

Después de entrar y ver el trabajos de algunos mineros sentimos las explosiones en otra parte del Cerro Rico, donde se encuentran todos los yacimientos. Son sonidos sordos pero contundentes, acompañados de un ligero temblor que te hace pensar si ese guia que te ha tocado no esta un poco loco o ha emprendido una cruzada para eliminar cuantos mas gringos del planeta le sea posible. Y finalmente nos encontramos a "El Tío", un diosecillo que vive dentro de cada mina (El que veis en la foto) y al que los mineros ofrecen hojas de coca, alcohol de caña (pero de 96 grados) del que ellos beben y cigarrillos. Nos dice Roberto que en carnaval algunos mineros hasta echan un polvete delante de el para agradecerle el haber encontrado una buena veta ese año, o con el propósito de encontrar, sino una veta, una buena mujer (la tasa de divorcios es enorme, tanto que la ciudad esta plagada de gabinetes de abogados, en forma de pequeños quioscos por todas las calles).

Salimos y, después de bromear un poco con los chiquillos que hay por alli y que venden piedrecitas minerales (llaman a Roberto Sindy y cuando preguntamos porque nos dicen: Sindy, Sindientes), nos dejamos caes por la ladera, recuperando el aire y pensando, más que en lo que hemos visto, cómo debieron sufrir aquellos que trabajaron para los españoles y cuya vida era repuesta rápidamente por otra (se calculan en más de 15 millones lo esclavos muertos en Potosí durante la explotación por parte del imperio español)

Tags: lugares

 

 

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