Ese americano retirado
Paseando la pancita, o adicto al fitness, pasan poco desapercibidos los jubilados gringos en Baja California. La mayoria parece vivir en un estado de semi-jubilacion, negocietes para no aburrirse o algun sports bar u hotelillo. Otro tipo de semi-jubilado es el californiano cuya familia deja de depender de el, subsiste trabajando cuatro meses en california y pasando los ocho restantes surfeandi en Baja. No vive mal supongo.
Cuando estas sentado cara a cara con ellos, platicando, se aminora el surrealismo del personaje. Pero cuando les ves interactuar con los mexicanos, en un español que madre mia, parece que los estereotipos se quedan cortisimos. Ademas hay que añadirle a ese sesenton guason dos litros de ginebra al dia. No quiero ni imaginarme que piensan los mexicanos que ocurre al otro lado de la frontera. Alucinan.
Alucinan, si, pero saben que pueden hinchar los precios. Cuando uno pregunta el precio de la habitacion parece que miran a ver de donde sopla el viento antes de responder. Responden y uno se lleva las manos a la cabeza, maldice un ratillo sabedor que con el sueldo que se cuece por aqui dificilmente el precio es real. Sin embargo, me empiezo a dar cuenta que lamentablemente es asi de caro, yo no se como esta gente llega a fin de mes. Pocos festines se dan los locales.
Escribo desde Loreto, a 360 kilometros de La Paz. Bonita ciudad donde pude saborear la frustracion de oir a todos los hoteleros insistir que su hotel era el unico de la ciudad, ya he visto quince. Los ultimos kilometros seran de mucho calor y un puerto de categoria especial. Julian tiene sus tripas en plan tetris. Mejor esperamos a que se recupere, que el sol pega a lo bestia en cuanto empiza la cuesta. Ley de Murphy. No falla.