Fronteras
Ayer dia dos de Octubre dejamos Rusia. Aun nos quedaban tres dias de visado, pero el tener la pegatina que nos daba acceso a Mongolia generaba demasiada ilusion por entrar en el pais de Gengis Khan.
Solo hay un vagon de un tren que haga el Irkutsk - Ulan Bator, y solo con segunda clase. Tenia las siguientes pegas, nos saltabamos los 400 kilometros iniciales de Mongolia (incluyendo Darhan) y encima costaba sospechosamente caro. Declinamos la opcion y nos apuntamos a la aventura, cogimos el tren en tercera hasta el ultimo pueblo ruso, Naushki.
Al llegar ahi, descubrimos el pastel. El vagon que iba hasta Ulan Bator estaba practicamente ocupado por mochileros Lonely Planet. La locomotora solo se molestaba en llevar ese vagon de un lado a otro de la frontera. Pudimos despedirnos de algunos amigos que se quedaban en el tren y salimos de la estacion de Naushki. Hubo que coger un autobus (1,50 Euros), un taxi (0,30 Euros) para llegar hasta la frontera por carretera.
Alli unos mongoles nos dejaron pasar en su coche a cambio de 3 Euros cada uno, pues la frontera esta cerrada para pasar a pie. Pudimos ver como rellenaban el hueco de la rueda de recambio por cervezas y escondian algunas cajas mas dentro del motor. Contrabandistas aficionados.
Parecio una eternidad el tiempo que estuvimos parados para salir de Rusia, y para entrar en Mongolia. Sin embargo cuando por fin llegamos en taxi a Sukhe Bator (1 Euro cada uno) vimos como al tren que venia de Irkutsk le quedaban varias horas hasta parar en la estacion.
Buscamos un hotel, dejamos las mochilas, compramos unas cervezas y fuimos a ver a nuestros amigos mochileros que habian tardado cinco horas solo en salir de Rusia. Estuvimos otras dos horas esperando hasta que terminaran los procedimientos de entrada en Mongolia. Por fin les dejaron bajar a tomarse una cerveza con nosotros.
Todavia no salgo de mi asombro de como fue tan rematadamente facil cruzar la frontera por una quinta parte del precio que pagan los turistas habitualmente, y en muchisimo menos tiempo. La gente tiene miedo a lo desconocido y se aferra a una guia escrita para la mayoria, sin embargo preguntar a los locales, aunque sea mediante gestos basicos te aporta en un instante informacion muchisimo mas valiosa. Preguntando se llega a Roma, y a Mongolia.