Debido a la mierda de conexión que hay aquí en Camboya ayer perdí una hora relatando todos los detalles del trekking, así que como no me apetece volver a contarlo os remito a la página de mi compañero de viaje, donde también lo explica muy bien: http://farluchienasia.wordpress.com
Y ahora voy a contar nuestra estancia en Phom Penh. Llegamos el viernes, día 12, hechos polvo pues practicamente vinimos sin dormir. Salimos por la noche en Chiang Mai y como el avión salía a las 8 de la mañana y había bastante ambiente, decidimos ir de empalmada. Por la noche nos parecía buena idea, pero cuando tuvimos que esperar 5 horas en el aeropuerto de Bangkok a que saliera nuestro vuelo para Camboya la cosa cambió. Estuvimos dormitando en los bancos de la terminal hasta que por fin pudimos embarcar a la hora prevista.
De camino al hotel pudimos comprobar lo caótica, miserable y cochambrosa que es esta ciudad. Sin duda es lo más pobre que he visto en mi vida. El tráfico es una verdera locura. Miles de motos yendo por donde les da la gana. Coches pitando para cada movimiento que hacen. La normas de circulación es como si no existieran. Los semáforos puros adornos y los pasos de cebra... Pasos de cebra? Si aquí no saben ni lo que es eso. Asi que cruzar la calle se convierte en un auténtico deporte de riesgo, aunque si vas despacio ellos te esquivan, porque parar no paran.
Al llegar a la zona del rio Tonlé Sap, la más turística y donde estaba nuestro hotel, la cosa cambia un poco y, aunque sigue habiendo bastante pobreza, se ven edificios mejor conservados, locales más limpios y el olor es soportable.
Como llegamos tan cansados solo dimos una vuelta por la zona, fuimos al FCC (bar donde se congregaban los corresponsales de la guerra del Vietnam), cenamos y a la piltra.
Nos levantamos a la 11 de la mañana, más de 13 horas durmiendo, todo un record para mí. Nos fuimos a comer al Pacharan (un restaurante español) y nos fuimos a visitar el palacio real junto con la padoga de plata, que nos quedaba cerca. Antes nos cortamos el pelo y dejamos ropa en una lavandería, pues no nos quedaba nada limpio.
Por la noche salimos un poco a conocer la noche de Phom Penh y la verdad que me decepcionó. Para ser sábado no habia casi nadie por ahí. Contratamos un tuk-tuk para que nos llevara por distintos bares que nos habían recomendado y no había casi ambiente. Por los carteles de fiestas y actuaciones que veíamos, la noche buena debió ser la del viernes. Claro, aquí, como son budistas, lo del domingo descansar se la pela y el sábado por la noche debe ser un día mas. Malditos ignorantes occidentales!
Total, que nos tomamos unos cuantos whiskis con red bull, que nos hemos aficionado a ellos ua que ron no lo ves ni en pintura, y pa casa. Nos llamó la atencion la cantidad de viejunos que se veian con chavalas que podrían ser sus hijas. Más que en Cuba y eso que tiene toda la fama. Incluso una mujer nos ofreció a su hija en una discoteca. Que pena!
Y hoy nos hemos inmiscuido en la trágica reciente historia de Camboya. El autogenocidio que se llevó a cabo entre los años 75 y 79 por parte de los jemeres rojos, liderados por Pol Pot. Una brutalidad, que parece imposible que haya podido ocurrrir a estas alturas de la humanidad. Sólo reseñar que durante el radical régimen comunista de Pol Pot una de cada cuatro personas que vivía en Campuchea Democrática (antiguo nombre de Camboya) murió a consecuencia de los jemeres rojos.
Primero hemos ido a visitar el Museo de los Crímenes Genocidas "Tuol Sleng", antigua escuela que los jemeres rojos utilizaron como cárcel de máxima seguridad donde se encerraba y torturaba a la gente que ellos consideraban peligrosa para su revolución. Desde bebés hasta ancianos. Desde ingenieros hasta médicos. Desde simples campesinos que creían espías de la CIA a, ya al final, dirigentes de su propio gobierno que creían traidores. Un verdadero infierno en la Tierra.
Después nos hemos dirigido a los Killing Fields, centro de exterminio donde se asesinaron y enterraron en fosas comunes a cerca de 30.000 personas. El sitio la verdad que no tiene nada en particular. Sólo es una especie de parque donde se pueden ver las distintas fosas, abiertas en 1980, y un monumento en medio con unas 8.000 calaveras, conmemorando las tragedias allí cometidas.
Ahora nos vamos a cenar. Saldremos un poco y mañana en barco a Siem Reap a ver los templos de Angkor. Una auténtica maravilla de la arquitectura jemer que conoceréis seguramente porque allí se rodó la pelicula de Tomb Raider.
Un saludo
